Ya era era de madrugada, el castillo estaba en silencio. En la sala principal solo se escuchaba el sonido de la madera quemandose y el sonido de alguien cambiando de hojas.
Keilan se levanto a esas horas, tenía mucha sed y hambre. Bajo del cuarto de sus padres hasta la cocina, en el camino encontrandose con Benokan, quien seguía leyendo.
Llegó a la cocina y tomo unas cuantas galletas que encontro y dos vasos de leche. Con sumo cuidado, intento la bandeja de comida hasta donde estaba el que ahora consideraba su mejor amigo.
Benokan al escuchar los pequeños quejidos de Keilan dejo de leer, mirandolo.-"¿Keilan? ¿Qué haces aquí?, es demaciado tarde."- se dirijio ayudandolo con la bandeja.
-"Tenía mucha hambre y sed, y te ví solito."- le sonrio, pero al poco tiempo dejo de hacerlo -"Rojo"-
Benokan inmediatamente entendio y se sobó los ojos.
-"¿Estás triste?"- dijo preocupado mientras se ponia de puntitas intentado tomar la cara del mayor.
-"N-no es nada, tranquilo, solo es por el sueño."- le intento sonreir, mientras dejaba la bandeja en una pequeña mesa.
Keilan hizo un puchero, aún no muy convencido.
-"Si Benokan está triste, Keilan también."- dijo acercandose más hasta abrazarlo, abrazo que hizo que los ojitos de Benokan se volvieran a cristalizar.
Benokan le devolvio el abrazo, abrazandolo con fuerza, queriendo que ese abrazo nunca acabara.
Hubo silencio por varios minutos, donde Benokan trataba de controlar sus lagrimas.
-"Estoy aquí, y siempre estare aquí."- Hablo finalmente Keilan.
-"S-si. L-lo siento, de verdad yo-"
-"No, no, disculpas no."- le miro enojado con un puchero, acción que le dio gracia y ternura a Benokan, haciendo reír.
-"Está bien, está bien."- miro a Keilan, quien volvia a sonreir -"...Gracias Keilan, de verdad, muchísimas gracias. Aún eres muy pequeño, pero con solo un abrazo tuyo me has ayudado mucho; Eres un niño increible, Keilan."-
Mientras decías esas palabras se fue separando, rompiendo el abrazo, pero sus miradas nunca se separaron. Ver como lo ojitos de Keilan se hacian más chiquitos debido a su sonrisa le daba demaciada paz, demaciada tranquilidad.
-"Ven, vamos a comer las galletitas, no podemos dejar que se desperdicien."- dijo Benokan mientras tomaba una galleta, dandosela a Keilan.
Se repartieron las galletas y la bebida, comiendo, mientras Benokan le leía una pequeña historia que el mismo había escrito.
-"Entoces el pequeño niño, regreso felíz a su casa, esperando llegar para contarle el maravilloso día que había tenido, pero no paso. En su lugar, su padre lo regaño por haber llegado sucio y un poco tarde; Le castigo, le pegó y lo mando a hacer trabajos forzados."-
-"¿Por qué el papá es malo?, papá debe ser bueno."-
Benokan le sonrio melancolicamente. -"Algunos padres, a veces, son malos, pero no todos."-
-"Mmm, entonces, ¿qué pasó después?"-
Benokan se quedo callado unos segundos, pensando.
-"Al final...El papá se dio cuenta de que lo que hacía estaba mal, abrazo a su hijo, le pidio perdón, y volvieron a ser una familia felíz."- sonrió mientras guardaba la hoja en la que estaba escrita dicha historia.Keilan sonrió. -"Sabía que el papá era bueno."- exclamó con la boca llena se galletas, haciendo reír a Benokan.
-"Si, tienes razón, niño inteligente."- le pellisco la naríz y limpio la comisura de sus labios, que estaban llenoa de migajas.
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Luz Oscura
RandomLas cosas, ¿son lo qué parecen? Un pequeño príncipe, tan lindo, inocente y adorable, con un corazón lleno de amor y alegría. Era la alergía de su reino, todos lo amaban, ¿verdad? Todos amaban a sus padres, ¿cierto? Su pueblo estaba feliz, ¿no? Es...