Lemi sintio un escalofrío recorerle toda la espalda. Las sirenas eran conocidas por ser peligrosas, en todas las leyendas que había de ellas se las relataba como mujeres hermosas, con un canto unico y magico, pero que todo aquello era solo una vil mentira para atraer a los barcos, hundirlo y arrebatarle sus vidas a los marineros.
Siempre penso que eran simples cuentos para asustar a los piratas más testarudos y a los niños para que no sé perdieran en el mar, pero ahora mismo, había visto una. Quizo salir, pero Alan la alcanzo deteniendola.
—No te muevas, te pueden atrapar.
Keir miro a la criatura dar vueltas a su alrededor. —Ainsley, dame otra de esas piedras.
Lemi intento encontrar otra miestras temblaba. Logro encontrar 5 piedras más.
—Damelas todas, tú y Alan vayan a la orilla.
Alan se quizo negar, pero viendo el estado de Lemi, decidio dejarla en la orilla y volver.
Pero antes de que pudieran hacer algo, un grupo de sirenas tomo a Lemi de sus ropas jalandola.
—¡Dame las piedras!— gritó Keir.
Alan tomo la mano de Lemi intentado que las sirenas la dejaran.
—¡Mierda, sueltenmen malditas!—gritaba con todas sus fuerzas.
Sin importa cuando pateara y se esforzara, las sirenas eran más que ellos. Con un movimiento brusco y rápido, arrastaron a Lemi.
Todo el repentino movimiento, había secado, solo se escuchaban el sonido de las olas.
—Tenemos que seguirlas.— dijo Alan.
—Si, hay que seguirlas, pero no voy a rescatar a Ainsley. Alan, jugar al heróe no es mi estílo.
—Keir, ¿puedes dejar de ser tan egoístas por un momento?
—Claro, lo soy, y no me importa si te agrada o no, no voy a salvar a Ainsley, además, sabes que es casi imposible hacerlo.
—Lo sé carajo, pero no podemos dejarla morir. Quieras aceptarlo o no, ha sido de gran ayuda.
—Mira Alan, si quieres ser su heróe y rescatarla, adelante, hazlo, pero no esperes mi ayuda, y no te metas en mi camino. Solo voy para tener más respuestas del libro ese, nada más.
Sin más que decir, se sumergió en el agua.
Alan solo podía suspirar y hacer lo mismo.
(...)
Lemi a los pocos segundos sentio que se ahogaba, sin embargo, una de las sirenas abrío su boca, y le hizo comer una alga de color azul.
Para ella, el tiempo dejo de existir, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero ahora estaba en un cuarto hecho de corales.
Al cobrar el conocimiento, se levanto sobresaltada, pero una pequeña sirena tomó su mano.
—Tranquila, no te asuste, no te voy a hacer nada.—dijo la pequeña sirena con su voz fina y suave.
—¿Quién eres?¿Por qué estoy aquí?— preguntó apartando la mano.
—Me llamo Ely, un gusto conocerte— sonrió —Y el por qué está aquí, no lo sé. Creo que tenías algo que era del océano, o no sé la verdad.
—Yo no tengo nada del océano.
—Ahora no, pero si lo tenías.— habló una voz femenina nueva.
—¡Mami!
Ely nado velozmente a los brazos de su madre. Ella le brindó una sonrisa ligera.
—Mi pequeña, ¿por qué no vas a jugar con tus amigas?
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Luz Oscura
RandomLas cosas, ¿son lo qué parecen? Un pequeño príncipe, tan lindo, inocente y adorable, con un corazón lleno de amor y alegría. Era la alergía de su reino, todos lo amaban, ¿verdad? Todos amaban a sus padres, ¿cierto? Su pueblo estaba feliz, ¿no? Es...