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La mujer arqueó una ceja mientras te examinaba de pies a cabeza, Miles tenía una mueca en el rostro mezcla de nerviosismo y temor mientras que tú sentías que tú alma se salía de tu cuerpo mientras más tiempo pasabas estando frente a la madre de Miles.

¿Cómo llegaron a esto? Recapitulemos.

•••

Una vez salieron de la cafetería de la sociedad tu y Miles hicieron una parada a tu dimensión donde decidiste ponerte un suéter largo que cubriera una buena parte de tu traje arácnido.

Luego de eso se ambos fueron a la dimensión de Miles.

- Así que aquí creíste - miraste la habitación del ojitos avellana con mucha curiosidad.

- Ah, si, pero ahora mi habitación es más de hombre - a las últimas tres palabras les había dado un toque mas profundo a la hora de pronunciar, mientras decía esto, él escondía ciertas cosas debajo de su cama.

- Ah...si - de pronto te diste cuenta de algo, era la primera vez que estabas en el cuarto de un chico, osea ya había estado en su cuarto de estudiante pero eso era diferente. Ignoremos eso.

Diste media y vuelta y decidiste sentarte en la cama de Miles. Mientras el chico buscaba sobre el escritorio su cuader de dibujo. Luego de haberlo encontrado él fue y se sentó junto a ti para después entregarte el cuaderno.

- Ese es un cuaderno diferente - sonrió ligeramente y se acercó un poquito más a ti.

- Diferente.¿En qué?

- Es un cuaderno nuevo - hizo una pausa y desvío la mirada algo avergonzado - Solo te he dibujado a ti...

Solo asentiste mientras tus mejillas se tornaban ligeramente de rojo.

- Son buenos...- sonreíste al ver los dibujos que en su mayoría eran de ti.

- ¿Te gustan? - su tono de voz fue verdaderamente alegre y emocionado.

- Si, me encantan.

Los dos hicieron contacto visual por un momento, cuando alguien detrás de la puerta hablo.

- Papi ¿puedo pasar? - pregunto una voz de mujer, probablemente la mamá de Miles.

- Ah mamá...s- y entonces Miles noto que no se había quitado su traje, se levantó frenéticamente de la cama buscando algo para cubrirse - N-no no entres...- su voz salió totalmente nerviosa - E-esta...muy sucio aquí.

- ¿Todo está bien? Te oyes extraño, Miles.

- No. ¡Si!

El nerviosismo de Miles se te pego a ti mientras lo veías buscar desesperadamente algo. Luego de unos momentos encontró su chamarra.

- Miles voy a pasar - su madre entro a la habitación a media frase mientras vio como su hijo terminaba de subirse el sierre de la chamarra.

Miles sonrió nervioso.
Y tú hiciste lo mismo por la incomodidad que se sentía en el ambiente.

- ¿Les interrumpí algo? - la mujer arqueó una ceja, sospechando que en esa habitación habia estado pasando algo más que solo una conversación.

- No - se apresuró a decir Miles.

- No me dijiste que estaba tu amiguita aquí.

Te pusiste de pie y te presentaste ante la mamá de Miles lo más educadamente posible que te salió.

- Es un gusto concerla señora Morales, soy amiga de Miles...de...ah...la escuela - una risa nerviosa se te escapó mientras le extendias tu mano a la mujer para saludar.

La mujer arqueó una ceja mientras te examinaba de pies a cabeza, Miles tenía una mueca en el rostro mezcla de nerviosismo y temor mientras que tú sentías que tú alma se salía de tu cuerpo mientras más tiempo pasabas estando frente a la madre de Miles y que ella no correspondiera tu saludo de mano.

- Mmm pues bien - te dio la mano para corresponder tu saludo y sonrió ligeramente - Soy Río Morales.

- Estoy realmente feliz de conocerla - espera ya habías dicho eso ¿No? -Miles me ha hablado mucho de usted - eso último ni siquiera era cierto.

Río se sorprendió un poco al escucharte hablar español.

- Si bueeenoo~ - hablo Miles en un tono extraño - ¿Qué necesitabas ma'?

- Ya ven a comer - después de decir eso te miro a ti y sonrió. - Puedes comer con nosotros si quieres.

- Muchas gracias, pero creo que ya debí irm-.

- Insisto, come con nosotros - y salió de la habitación.

Miraste a Miles con cara de "mejor no" pero el solo te sonrió, coloco sus manos sobre tus hombros y te empujó fuera de la habitación.

La madre de Miles informo que hoy Jeff no llegaría a comer porque tenía mucho trabajo.

Por un momento creíste que la comida se volvería un momento realmente incomodo, pero no fue así, fue agradable hacia mucho tiempo que no tenías un lindo momento comiendo en compañía de alguien más.

Río era realmente agradable y cocinaba muy bien.

Luego de terminar de comer y de que la mamá de Miles te contara diversas anécdotas vergonzosas para Miles te despediste de ella y de Miles y decidiste que era hora de volver a casa.

Saliste de la casa por la puerta principal -ya no por la ventana- fingiendo que volvías a tu casa y Miles salió detrás de ti supuestamente acompañándote.

- Fue divertido - miraste de reojo a Miles y sonreíste.

- Si, puedes ver cuándo quieras, después de todo le caíste bien a mi mamá - se encogió de hombros e hizo una pequeña mueca - Ya hasta te contó lo que no debía.

Comenzaste a reír - Eso fue lo que hizo mejor el momento - lo miraste burlona.

- Que vergüenza - sacudió su cabeza para después sonreír.

Ambos llegaron aún pequeño callejón y ahí abriste un portal a tu dimensión.

- Bueno, nos vemos - dijiste para como despedida.

Miles se acercó a ti y beso tu mejilla. - Adiós, te veo luego - y sonrió.

Un fuerte sonrojo apareció en tu rostro, le sonreíste a Miles como respuesta y atravesaste el portal.

Una vez el portal se cerró Miles dio media vuelta para volver a su casa.

Mientras caminaba, de la nada dio un brinquito de felicidad y siguió caminado con una enorme sonrisa en su rostro.


Odio No Amor  ||• Miles Morales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora