Abrí los ojos con un suspiro.
Estaba cansada, solo quería dormir treinta horas seguidas, pero sabía que debía levantarme.
Miré a mi lado y Tom seguía dormido, su cabello.-ahora rubio.- le caía por la frente.
Le quite uno que otro mechón, pero su cabello era rebelde.
Cuando estaba en Francia, y me sobraba el tiempo, me estuve leyendo un libro sobre mitología griega.
Hubo unos capítulos que hablaba sobre Aquiles. Recordé como la autora describió a Aquiles, y por un momento mi mente unió puntos y lo asoció con el cabello dorado de Tom.
Sonreí ante la estupidez.
Lo único que tenía Tom parecido a Aquiles era el cabello.
El no era un semi Dios, no podía correr a una velocidad asquerosamente rápida. No tuvo una madre ninfa malvada.
Bueno...
Trate de apartar esos estúpidos pensamientos, le aparte nuevamente otro mechón de la frente.
El arrugó la cara y luego abrió los ojos lentamente.
Dieu...
Sus ojos seguían siendo del mismo color, pero ahora estaban un poco más claros, notaba su iris ámbar y con más verde que antes.
-Se llama Heterocromia.- Dijo en un hilo de voz gruesa.- nací con ella, por eso mis ojos se ven así.
-Me gusta.- le dije.
-A mí me gustas tu, y no te miro mientras duermes.
Apartó su mirada de mi, para mirar al techo.
-Ay, solo fue hoy.- me arrastre fuera de la cama y pase a mi baño para cepillarme los dientes.
Cuando salí el estaba sentado en la cama.
-¿Puedes esperar aquí?- pregunto.
Asentí cuidadosamente.
Apenas se levantó empecé a tender la cama.
Obviamente cuando el salió yo recién estaba terminando, me miró con una sonrisa y espero a que terminara mi labor.
Cuando lo hice me senté en la cama en pose de indio.
Se acostó a mi lado y suspiro.
-Te echaba de menos.- dijo.
-Lamento dejar de escribirte el año pasado.
-Tambien fue mi culpa.- admitió.
Silencio.
Me gire para verlo, el ya lo hacía.
-Me gusta tu cabello corto.- dijo mientras se sentaba en la misma posición que yo.
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Estaciones sin èl. (#2)
Roman pour AdolescentsPor años intente escapar de personas que me lastimaron, no obstante, descubrí que por más que huya, el pasado siempre terminará por alcanzarme.