My Beloved Q (Quackity)

Capítulo veintisiete: Sacrificios

Capítulo veintisiete: Sacrificios

Soundtrack: BLOOD de Kendrick Lamar / Don't blame me de Taylor Swift / Chamber of Reflection de Your Anxiety Buddy (cover) / Shut Up My Moms Calling de Hotel Ugly

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¿Alguna vez has sentido cómo tu mundo desaparece por un instante? El aire se escapa de tus pulmones, tu estomago parece tener un vacío y tu corazón se detiene un instante para demostrarte que sigues vivo, pero que todo a tu alrededor se congeló. Luego, los minutos avanzan y ese vacío es remplazado por naúseas, tu cabeza no reacciona a lo que ocurrió pero tus pies y tu boca se mueven por mero mecanismo de defensa. Eso había sentido al ver a María tirada a un piso de distancia... Sabía que la imagen sería algo que me perseguiría toda la vida.

No podía entenderlo, no podía captar realmente lo que ocurría a mi alrededor. Me habían arrebatado a la persona que más amaba en mi vida y no era en términos románticos, sino en uno que incluso es más fuerte que un lazo de noviazgo: Una hermana.

Sentía cómo Edson había tomado mi corazón en sus garras y se había encargado en destazarlo lenta y dolorosamente hasta convertirlo en dos partes que nunca serían unidas. Mis oídos zumbaban, mientras que en cuestión de segundos toda mi historia con María pasaba por mi mente.

La primera vez que la vi, la primera que hablamos, las charlas profundas por madrugadas y las carreras por la universidad. Los abrazos, las lágrimas, las risas, los bailes, los cantos, los ensayos, los cafés, los desayunos, los brincos de felicidad, las puntadas mal hechas en vestuario, los viajes, las promesas, las memorias, todos y cada uno de los instantes que creí que recordaríamos al ser viejas, se habían esfumado delante mis ojos, en solo cuestión de un instante.

Mataron a mi mejor amiga.

Mataron a mi hermana.

Mataron a María.

- ¡NO TE IRÁS DE AQUÍ CON VIDA!

- ¡NO PLANEO HACERLO! ¡PERO SI ME MUERO HOY, TEN POR SEGURO QUE TE LLEVARÉ CONMIGO, IMBÉCIL! - Las manos me temblaban ante la idea de morir, ante el enfrentamiento de poner mi vida en juego una vez más y esta vez no por desición propia.

- Tienes algo bello mientras lloras ¿Lo sabías? - Edson dió un paso hacia mí sin dejar de apuntarme. - Me encanta que me tengas miedo al punto de provocarte.

- Yo no te tengo miedo Edson -. Traté de sonar firme.

- ¿Entonces por qué tus ojos dicen lo contrario? ¿Por qué tus manos tiemblan tanto?

- Por coraje -. Escupí. - Por tu puto empeño echando a perder todo lo que quieres tocar en mi vida, tratando de apoderarte de cada momento feliz que tengo. Estoy cansada de que quieras aparecerte en mi vida para maldecirla y que nadie haga nada. ¡Yo te dejé de tener miedo cuando te vi llorando en el estrado! ¿Pero sabes qué? Yo te vi actuar casi todos los días durante un año, se te dá muy bien, pero a mí no me engañarás.

- ¡Oh cariño! Yo no pienso engañarte -. Dio otro paso, haciéndome retroceder. - Planeo decirte la verdad hoy, todo lo que alguna vez te he ocultado de mi vida.

- ¡A MÍ NO ME INTERESA TU VIDA DE MIERDA!

- ¡OH, CREEME QUE SÍ TE INTERESA! ¡¿NO QUIERES SABER QUÉ PASÓ CON TU PADRE?!

De pronto, me quedé callada ante la impresión, pero retomé el valor al saber cómo él podía usar ese tipo de tácticas para hacerme caer. - ¿Qué tiene que ver ese tipo con esto?