II - Encuentro

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Gotas de sudor se corrían por su frente, el sonido de ambas pieles rozando era lo que resonaba en aquella habitación. Gemidos se escapaban de sus labios mientras daba sentones encima de la pelvis de su amante, enterrando todo su miembro hasta el fondo.

—V-voy a venirme—avisó el de mechones azules entre jadeos.

—Hazlo amor, yo te sigo—contestó el azabache.

Sin decir nada más, se corrió en su abdomen, llegando así al orgasmo. El mayor lo tomó de la cintura firmemente, empujando sus caderas hacia arriba, dando unas últimas estocadas para venirse dentro del preservativo.
Se tumbó exhausto al lado del azabache, acomodando los mechones azul rey que se habían adherido a su frente debido al sudor. El mayor luego de recuperar un poco el aliento se acercó a su pareja, rodeando con sus brazos su cintura, reposando su cabeza en el cuello del azulejo.

—Amo esto—confesó el mayor, escondiendo su rostro en el cuello de su amante, embriagándose de su aroma—, Estar así, sin ningún compromiso sobre mis hombros.

—Aún no te libras de tu mujer, o al menos hasta que firmen los papeles—le recordó mientras acariciaba sus cabellos.

—Ya lo sé, pero prácticamente estamos separados, incluso antes de los trámites de divorcio—soltó una risita sin gracia.

No dijo nada más, tenía claro que, a pesar de todo el azabache le guardaba cariño a su "esposa", y sabía que le estaba costando divorciarse de ella, pero no era porque la amara, pues ese amor murió hace mucho tiempo, era más bien porque no quería lastimarla, ya que ella tenía una fuerte dependencia por el mayor.

Taehyung había conocido a su amante Sunho, en una de las exhibiciones de la galería donde trabajaba, ya habían pasado tres años de aquello. Por alguna razón, ambos se sentían atraídos, y al pasar los meses decidieron llevar esa aventura juntos, pues Sunho le había comentado que era casado, pero que ya no soportaba a su mujer, esta era pesada y se la pasaban en riña los últimos meses.

A el menor no le importaba, después de todo solo sería sexo sin compromiso, y como hombre tenía sus necesidades. Pero no contaba con que su amante se enamorara perdidamente de él; de verdad no lo vio venir, pero pudo sacarle provecho. Sunho era millonario, era el heredero de la empresa de su padre, quien era un reconocido empresario de renombre, y su hijo siempre le cumplía sus caprichos sin rechistar.

No se consideraba una persona interesada, pero tampoco podía decir que amaba a Sunho, porque estaría mintiendo. En realidad, ya no había espacio para ese sentimiento en su herido corazón. Le gustaba sí, pero de allí a enamorarse eran dos cosas completamente distintas. Se sentía mal por arruinar un matrimonio, aunque la verdad era que ya estaba más que deteriorado, aún si él no hubiera hecho aparición.

Con Sunho tenía estabilidad, pero claro, él no dependía al cien por ciento de su amante, había aprendido a ser independiente y tenía su propio trabajo donde ganaba dinero por cuenta propia, pero no le daba como para darse ciertos lujos, y allí era donde entraba su amante.

—Mañana te paso a buscar para llevarte a tu trabajo, amor—avisó mientras terminaba de subirse los pantalones a la altura de su cadera, todo bajo la supervisión del menor, quien vestía un camisón que le llegaba hasta los muslos, dejando descubiertas sus largas piernas.

—Está bien—contestó, mientras se levantaba de la cama para plantarle un beso al azabache.

—Si sigues así, no me molestaría una segunda ronda—dijo coqueto, alzando sus cejas consecutivas veces.

—Vete ya—lo corrió con cariño, mordiendo su labio inferior al mismo tiempo que lo empujaba hacia la sala—, Que mañana tenemos trabajo, y no quiero trasnocharme, no me vería lindo con dos enormes sacos bajo mis ojos.

Hechizo [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora