Esperaba con los brazos cruzados a su mayor, quien estaba conversando con uno de los guardias de la cárcel, para que les permitieran visitar al mellizo que se encontraba bajo su custodia. El lugar no era de mala muerte como se lo había figurado en un principio, no obstante, tampoco era muy agradable. La pintura del establecimiento era de un color grisáceo, mientras que el ambiente transmitía desesperanza, mezclada con desesperación, angustia, tristeza. El más alto estaba a unos dos metros de distancia delante de él, apoyado sobre el mesón que era dividido por un cristal; era la recepción.
Lo invadió un sentimiento de compasión, no quería que su hermano permaneciera en aquella prisión, sin importar que tan resistente sea el azabache, no sería bueno para su salud mental. Los escoltas que pasaban a su costado les generaba cierta incomodidad, solo deseaba salir rápido de aquel lugar.
—Todo listo—avisó Nam mientras se dirigía en su dirección, mostrándole el pase que acababa de obtener, moviéndolo frente a él—, Tenemos el acceso.
—Perfecto, vayamos entonces.
Ambos se adentraron a la cárcel, y mientras avanzaban el temor se apoderó de su ser ¿Yoongi estaría bien?, ¿Se habrá alimentado correctamente?, ¿Lo trataran bien? Era innegable que sería tratado de una manera para nada delicada, pero esperaba que por lo menos no fuera golpeado, abusado o maltratado. El carcelero que los guiaba, metió una de las llaves de su llavero, dentro de la cerradura, abriendo el enrejado para permitirles el paso. El mayor agradeció con un gesto de cabeza, entrando junto con el azabache que lo seguía en silencio.
Un peso se quitó de sus hombros y su pecho se llenó de alivio al ver a su mellizo sentado en una mesa, con un atuendo completamente negro y con ambas muñecas esposadas. Apresuró el paso, abalanzándose sobre el de piel blanquecina, quien se quedó estático por unos segundos, pero correspondió el abrazo. El de mechones lima presenció la escena con cariño, feliz de que su familia volviera poco a poco a restaurarse, y con ese pensamiento tomó asiento en una de las sillas sobrantes.
— ¡Me alegra que estés bien! —exclamo separándose del pálido.
—No pensé que vendrías—pronunció asombrado.
—Yo tampoco, pero aquí me tienes—ambos tomaron asiento al unísono.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó esta vez el mayor. El aludido encarnó una ceja.
— ¿Tu que crees? —respondió con sarcasmo notorio.
—En dos días será el juicio, haremos lo necesario para acortar tu condena lo más posible—informó el mayor, ignorando lo anterior.
—No creo que puedan hacer mucho por mí, no hay escapatoria. Ya acepté mi destino, deberían de hacer lo mismo.
—No hables de esa forma, tiene que haber algo que podamos hacer, no se pueden salir con la suya—se apoyó en la mesa el de orbes avellana, intentando buscar una alternativa.
—Me temo que es tarde para eso—soltó un suspiro pesado, el más bajo.
—Pelearemos hasta el final—intentó dar ánimos el moreno—, Nada está dicho aun, podemos cambiar la decisión del consejo, no será fácil, pero tampoco imposible.
—Gracias por el intento, igual no me hare muchas ilusiones—intentó reír el pálido, pero lo que salió fue una pequeña sonrisa forzada.
—Debo hablar unas cosas con el encargado—se levantó Nam de la silla—. Los daré un momento a solas, debo imaginar que tienen muchas cosas de que hablar.
Con una sonrisa, se retiró del cuarto, siendo seguido por la mirada de ambos jóvenes hasta que desapareció de su campo de visión. Los invadió un silencio algo incómodo que ninguno se atrevía a romper. El de iris avellana veía de reojo a su hermano, mientras este se mordía su labio inferior internamente. Dejó escapar un suspiro, para luego armarse de valor y pronunciar palabra, ya que el contrario no daba indicios de hacerlo.
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Hechizo [HopeV]
Fanfiction¿Has escuchado alguna vez sobre la leyenda de las brujas?, sí, esas que hacen maleficios y hacen pactos con el más allá. Aquellas que sí las ves, debes reportar, para así ser echadas en la hoguera. ¡Ten cuidado!, no todo es lo que parece. Yoongi s...