III - Misión

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Deslizó la tarjeta de entrada, accediendo a su pequeño departamento cerrando la puerta detrás de sí. Se deshizo de su calzado en la entrada, colocándolo ordenadamente para luego dirigirse a la diminuta sala de estar, encontrándose con su rubio amigo, quien estaba sentado en el sillón viendo un programa en la televisión.

Pasó de largo hasta su habitación, dónde se quitó el abrigo, dejándolo caer sobre la cama junto con su celular. Se sentó en la orilla de la cama, soltando un suspiro pesado, porque sin quererlo, un fugaz recuerdo de aquel muchacho de ojos marrones se instaló en su mente.

Había quedado cautivado con su belleza, aunque en el fondo, sentía que no era solo eso, no sabía explicarlo, pero su mirada era tan intensa que sentía que podía ver hasta el rincón más oscuro de su mente. Claro, en el buen sentido, pues nunca había sentido tantas sensaciones en una sola mirada, aunque no le incomodaba, más bien, se sentía acogedora. Y eso le dejó una sensación de vacío al saber que nunca más se toparía con él de nuevo.

Otro suspiro, al menos ese pequeño encuentro, lo ayudó a desconectarse por un momento de su realidad. Se reprendió mentalmente, no debería darle más vueltas al asunto, debía olvidarlo y enfocarse en cosas más importantes, cómo conseguir un nuevo empleo.

—Aquí estás—le llamó el rubio, quien había abierto la puerta sin permiso, quedándose en esta mientras una de sus manos sostenía en el picaporte.

—Hey—dijo a modo de saludo, aunque la verdad estaba cansada física y mentalmente, solo quería acostarse y caer en los brazos de Morfeo.

—No te hagas—se acercó, sentándose a su lado en la orilla de la cama—, Debemos hablar de lo que ocurrió hoy.

—Estoy algo cansado, ¿No podríamos discutirlo después? —el semblante serio del rubio fue su respuesta, sabía que no había escapatoria—. Tú ganas—levantó las manos en señal de rendición—, ¿Y bien? —hizo ademán de oírlo, sabía que su amigo lo necesitaba, pues el cambio de expresión lo hizo caer en cuenta.

—Jungkook, tiene novia—soltó sin más, sintiendo como su corazón se estrujaba.

—Oh, lamento oír eso—dijo con un tono preocupado.

Jimin había sido su mejor amigo desde que había dejado la preparatoria, aunque no cursaban la misma facultad. Era gracioso el cómo se habían conocido, y pensar que todo comenzó de la peor forma, odiándose hasta más no poder en consecuencia de un malentendido; pero al final, las cosas se arreglaron y terminaron siendo muy unidos.

A pesar de ser polos opuestos, se complementaban bastante bien. La personalidad de su amigo era más expresiva y alegre, tenía esa amabilidad que lo caracterizaba y tomaba confianza rápidamente, estando a tu disposición sin importar la hora o el día. Por otra parte, él era más cerrado e introvertido hasta cierto punto, siendo detallista y meticuloso, indagando en cómo era la persona para así poder entrar en confianza si lo ameritaba.

La historia había dado un pequeño giro el día en que Taehyung había conocido a Jungkook. Ambos cursaban carreras diferentes, pero en la misma universidad. El de hebras castañas estudiaba ingeniería aeronáutica, mientras él se especializaba en artes. Ambos se llevaban bien, congeniaban y tenían varias cosas en común a pesar de ser dos años mayor que el de sonrisa de conejo.

El azulejo fue algo así como el "intermediario" para que Jungkook y Jimin se llegarán a conocer, y juro que no fue intencional, pues daba la casualidad de que Jimin iba con él cuando de repente Jungkook se apareció, invitándolos de imprevisto a pasar una tarde juntos, conocerse un poco más y entablando mejor la amistad tan bonita que tenían.

Pero el rubio había tenido un flechazo con el castaño, y este era unilateral, ya que a pesar de sus esfuerzos, Jungkook no podía verlo más que como su amigo y su hyung. Taehyung había sido el hombro en el que Jimin lloraba, y había dado todo de sí para consolar a su amigo.

Hechizo [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora