Capítulo 12

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La última vez que había visto a Thomas, había sido esa tarde cuando había compartido un almuerzo junto a su mejor amiga. Y finalmente, cuando ésta se marchó a su cita, Thomas también lo había hecho. 

Algo que, entre nos, no era lo que esperaba que ocurriera. 

No había vuelto a cruzar palabra con Tom desde ese momento. 

Bueno, también por el hecho de que solo habían pasado tres días. Pero tres días para ellos dos era... bastante. Aunque prefería centrarse en su trabajo y en sus cosas, no podía dejar de pensar en él. Además, seguía viendolo en sueños. 

Seguia sin poder hablar con él en su inconsciente, seguía sin poder conectar con él, besarlo en el mundo de los sueños. Seguía sin poder encontrarse con su cuerpo. La habilidad de los sueños lúcidos no parecía estar aplicándose en ese caso específico, y nada podía molestarla más, porque no dejaba de preguntarse cómo se vería Tom. Cada célula de su cuerpo pedía tenerlo cerca, y cada vez que parecía tener la oportunidad, algo ocurría. ¿Cómo sería su cuerpo debajo de la camisa? ¿Tendría pequeñas manchitas? ¿Lunares? ¿Marcas? ¿Cicatrices? No dejaba de preguntarse por qué el Tom que ella veía en sus sueños estaba utilizando una extraña ropa que le impedía ver un mínimo de su cuerpo. 

Al menos el Tom de su realidad utilizaba esas increíbles camisas que arrancaría sin pensarlo. Al menos el Tom que conocía le regalaba un par de botones más bajos de la media. 

Y había notado, casi sin querer, que los botones sueltos eran tres en su compañía -o cuando sabía de antemano que iba a verla -, y dos cuando alguien más se presentaba ante él. Eso la hacía sentir especial. 

─¿Lina? ¿Adaline? ─ hablaba Jack, su jefe. Porque los pensamientos sobre el cuerpo de Tom habían, definitivamente, acabado por distraerla y encontrarse en plena hora de trabajo frente a muchos quehaceres, pero con su mente en otro lado. ─ ¿Estás bien?

─Lo estoy ─ justificó enseguida, pero no era suficiente, tenía que mentir... no se le ocurrió otra cosa mejor ─ Estoy con un par de problemas.. me distraje, lo siento. 


Pues resultó que Jack era un gran interesado en escuchar problemas ajenos. Cosa que fue útil de saber, pero mala para la mentira, porque ahora su novio ficticio tenía un perro ficticio que tenía una enfermedad ficticia y estaba internado en un veterinario ficticio. No sabía como, pero había mentido por una hora completa sin pisarse ni contradecirse; de modo que una vez abandonó su lugar de trabajo, sintió que dejaba el peso de la mentira atrás. 

Su celular vibró en su bolsillo al momento en que puso un pie en la calle. 

─Hola? 

─Hola bonita, ¿cómo estás? ─ hablaba Tom del otro lado.

─Saliendo del trabajo, así que mucho mejor. ¿Y tú? 

─Regresando a la ciudad. Me preguntaba si querías... si podías, en realidad, salir conmigo esta noche. 

─Claro, estoy libre. ¿A dónde quieres ir? Porque la última vez que hablamos de salir terminé desmayándome. 

─¿Dices que es mejor dejar todo planeado ahora?

─Digo que es mejor que tengamos un plan establecido solo por si las dudas. 

─Puedo invitarte a cenar si queres. 

─Claro, ¿conoces algún lugar? ─ bromeó, y escuchó la risa del hombre del otro lado del teléfono ─¿No sería algo pesado para tí? Dado que trabajas en un restaurante.. no sé como funcionan las cosas, pero si yo tuviera una cita en una editorial... no sé si estaría feliz.

─Por mi no te preocupes, en serio. Además, creo que podría apartarnos una mesa lejos de la gente, y podríamos hablar, y podrías contarme específicamente cuál de mis perfumes es el que más te gusta.

─¡Sabía que la habías escuchado!

─Debo admitir que al principio me asusté, creí que había tocado el timbre en un mal momento... ya sabes.

─Oh, si, porque mi amiga estaba gim- si, entiendo ─ se interrumpió ─ Juro que no dije todo eso, es decir... si creo que tienes un perfume muy rico, pero- lo demás- fue más que nada exageración.

─Ey, también tengo amigos, no creo que tengas que disculparte demasiado. 

─Está bien, en ese caso. ¿Voy directamente al restaurante como... a las siete? 

─Te esperaré allí. 

─Perfecto. 

─Solo pregunta por el chef. 

─Siento que repentinamente te has empezado a lanzar flores al respecto. 

─¡Es lo mínimo que puedo hacer! 

────

Sin embargo, mientras bajaba con su vestido, su tapado y su bufanda, dispuesta a caminar lo necesario hasta llegar al restaurante, se encontró con Tom en la entrada de su edificio. Estaba estacionado, apoyado en el chasis del auto con una flor en la mano, sonriente e increíblemente bien vestido. La sonrisa se le escapó sola de los labios, y la dejó ir, sin ninguna intención de retenerla. 

─¿Qué haces aquí? Creí que yo iría al restaurante y... ¿que haces aquí? ─ volvió a preguntar mientras se acercaba.

─Hace demasiado frío ─ se excusó él ─ Camino de vuelta vi flores y pensé en tí.. así que.. ─ extendió la flor hacia ella, que la tomó y olió. 

─Es hermosa, gracias. 

─Tú eres hermosa. ¿Vamos? ─ preguntó, mientras le abría la puerta del auto. Ella tomó su mano y se metió al auto como si  su corazón no estuviera a punto de explotar. 

─¿Así que viniste simplemente para volver de donde saliste? 

─Vuelvo contigo, no te menosprecies. 

─Solo digo que podía caminar. ─ habló ella con una sonrisa ─ De todas formas, gracias por pasar por mi..

─Sabía que te había gustado después de todo. 

─Me gusta pasar tiempo contigo, Tom. Pero no creí que era algo que tuviera que aclarar. ─ él volteó a verla un segundo ─ Los ojos en la carretera ─ habló ella, haciendo que él sonría. 

─Te tengo al lado, no es como si pudiera enfocarme demasiado. 

───

Timeless | Tom*LokiWhere stories live. Discover now