Capítulo 14

42 11 0
                                    

Una semana. 

Una semana entera de salidas constantes. 

Ya se le había hecho completamente costumbre que Tom estuviera a la salida de su trabajo o de su edificio para sorprenderla con una flor y llevarla a algún lugar que a él le gustara. Habían decidido que se conocerían a fondo, olvidando a la persona que tenían en su mente a la hora de soñar, y dejando que Tom y Adeline real hagan acto de presencia en sus mentes y en sus corazones. 

Por eso, Tom la había llevado al cine, a restaurantes que habían funcionado de inspiración para él, a teatros y librerías. Y Lina lo había llevado a planetarios, museos, librerías, y muchos parques donde se sentaba a dibujar y escribir. Como lo hacían ahora. 

Adeline había llevado una pequeña manta para colocar en el cesped del hermoso parque. Apoyaba su espalda en un banco, mientras Tom se recostaba en una de sus piernas, acto que había sido tan cotidiano y tan mágico, que había sentido chispas. Si hubiera podido meter un momento junto a él en una cajita de cristal, ese hubiera sido el momento elegido. Él se encontraba haciendo un dibujo - sorprendentemente bueno - en un cuadernito, mientras ella pintaba flores, imitando las que más cerca tenía. 

─Me gustaría que me leyeras algo de lo que escribes. 

─¿Estás loco? Además, estoy dibujando. 

─Lo sé, pero dijiste que escribías. 

─Lo hago solo para desahogarme, no soy profesional o algo así.

─¿Si sabes que no te juzgaría cierto? 

─Sé que no lo harías, pero creo que... no lo sé. 

─¿Lina?

─Jamás le he compartido mis escritos a nadie, realmente a nadie. Ni siquiera a Bianca. Sabe que escribo, y que disfruto hacerlo, pero jamás ha leído ni una sola palabra. 

─Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿cierto?

─No te leeré. 

─¿Crees que algún día podría ser digno de escuchar tu hermosa poesía?

─¿Cómo sabes que es poesía? 

─Porque tú eres poesía. ─ dijo arrancando una florcita que tenía cerca y colocándola habilmente detrás de la oreja de la chica.

─Estaba pintando esa... ─ murmuró ella. 

─Yo también. ─ notó que en su dibujo, estaba su propia perspectiva de la chica. Aunque la había dibujado muchísimo mejor de lo que se veía desde su punto de vista seguramente. 

─¿Cómo es que... no te aburres de esto? Siempre estoy sola aquí porque Bianca odia los días de parque.

─¿Cómo podría odiar esto? Hay frutas, dibujos, y un increíblemente apuesto chico insistiendo en que le lean poesía. ─ Lina soltó una risa que hizo que la cabeza de Tom diera pequeños saltitos. ─ Estoy completamente segura de que son increíbles. Es todo lo que tengo para decir. 

─Tú te estás portando de una forma increíble conmigo, y aún no entiendo por qué. 

─¿No lo entiendes? ─ preguntó él mientras se recostaba en su codo para quedar más alto, casi a la altura de la chica, ella sonrió y negó con la cabeza. ─ Okay, hay que aclarar esto ─ dijo mientras se acomodaba cercano a ella. ─ Eres... ─ suspiró ─ Adaline, eres la chica más maravillosa que pude alguna vez imaginarme con conocer. Eres ingeniosa, divertida, alegre, y profunda. Me haces reír como nunca me he reído con absolutamente nadie y creo- creo que lo que intento decir es que... mereces todo lo que quieras tener en la vida. Mereces publicar libros, leerlos, tenerlos, escribirlos, hablar sobre ellos y ser escuchada, mereces que tus pinturas conozcan el mundo y que todos conozcan tu nombre. Intento decir que me porto increíble contigo porque estoy completamente deslumbrado por tí. Lo mínimo que puedo hacer es que quieras mantenerte en mi vida, y darme el honor de mantenerme en tu vida, el tiempo que tú quieras. ─ ella sonrió, y una pequeña ráfaga de viento hizo que la flor se le caiga del cabello. Cuando Tom la juntó de una de sus piernas, sintió un escalofrío y una electricidad enorme, que viajó hasta su pecho para devolverse en medio de sus piernas. 

Sintió la mano fría de Tom tocar su rostro tíbio, debido a que los colores ya se le habían subido. Y dejó que él le colocara el tallo de la flor justo detrás de la oreja, dándose también el permiso de mover un mechón detrás de su oreja. Él vió cómo ella entreabría los labios, tan tentadores como una botella de agua fresca en medio de un desierto. Fue consciente de su propia respiración, que pegaba justo al rostro de ella. Inhaló su perfume, agradecido del pequeño viento que acababa de iniciar. Y entonces lo impensado ocurrió. Porque Adaline también se había dejado llevar por ese pequeño momento de tensión, mientras colocaba su mano por encima de la de Tom.

Al principio, él creyó que ella quería apartarlo. Se sintió un idiota por creer que había malinterpretado absolutamente todas las señales. Pero entonces ella recargó su mejilla sobre la mano de él, y se encontró con la calidez de su rostro. Ella lo miraba a los ojos. Miraba el océano profundo en el que podría nadar, flotar, ahogarse, o lo que él le permitiera hacer en ellos. No le importaba si para llegar a su corazón tenía que nadar contra la corriente, porque estaba segura de que Tom apartaría todo de su camino con total de dejarle un sendero hermoso y guiado a la perfección con destino a su corazón. Acarició la mejilla de ella, mientras la veía cerrar los ojos. En su rostro se veía que aunque intentara no parecerlo, la situación la ponía un poco nerviosa. 

Por eso se acercó un poco más, y mientras escuchaba un relámpago romper en el cielo, la besó. 

Duró tan solo un segundo antes de que la lluvia cayera sobre ellos. Un día tan cálido en invierno no podía desembocar en otra cosa; sin embargo, no le importó demasiado cuando sintió los labios de ella por ese par de segundos efímero y fugaz. Sintió el calor, y la comodidad de encontrarse frente a ella, de haber podido finalmente besarlo. 

Y luego tuvieron que tomar sus cosas, y marcharse. 

El día de campo había terminado. 

Timeless | Tom*LokiWhere stories live. Discover now