Capítulo 10

304 24 3
                                    


"Sólo el escritor sabe para quién escribe, mientras el lector lee a quien más extraña".

—Alberto Fuentes

En la enfermería no tardamos mucho, solo me habían dando unas compresas frías para mis nudillos y una crema para mis rasguños en la cara.

—¿Quieres que te lleve a casa?.—preguntó Chase.

Asentí.

Cuando llegamos a su moto él me colocó el casco, y al montarme me aferré a él.

Joder, quería olvidar que esté día había sucedido, no quería seguir en el instituto.

Maldición.

Llegamos a los minutos, sabía que mi padre no estaría en casa, él trabajaría hasta la madrugada.

—¿Tienes algo que hacer?.—pregunté.

—Nada, solo iré a casa.

—¿Quieres entrar un rato?.—preguntó.

El asintió y metió la moto al porche de la casa.

Cuando entramos subimos a mi cuarto, quería acostarme pero con Chase, no quería estar sola.

—Puedes dejar tus cosas allí.—señalé una peinadora que al frente de mi cama.

Él se quitó su chaqueta y sus llaves.

Me quité los zapatos y me acosté con cuidado en mi cama, él hizo lo mismo, y con su mano me acurruco entre sus brazos.

—¿Crees que le rompí la nariz?.—pregunté.

Él parecía pensarlo.

—No pienses en eso, aunque me da curiosidad saber que desató esa furia en ti.

—Mi madre al separarse de mi padre, cayó en una depresión profunda y supongo que busco una manera de sobrellevar la cosas.

Él comenzó hacerme mimos en el cabello.

—Su solución más prematura fue caer en el alcohol, ella no cree en terapeutas, así que su solución se convirtió en su mayor defecto.—proseguí.—Ella es alcohólica, y aunque constantemente me promete que dejará de hacerlo, nunca lo hace.

Y supongo que el alcohol si es un solvente espectacular, porque puede disolver un matrimonio, una familia, amistades. Pero lastimosamente nunca puede disolver los problemas.

—Samantha estaba tan furiosa qué tal vez no pensó, en las consecuencias que traerían sus palabras.—aseguré.—Su manera de ganar la discusión, fue mencionar que mi madre es lo que es.

—¿Y ella cómo lo sabía?.—preguntó.

—Solíamos ser mejores amigas, mucho antes de ser amiga de Sophie.

—Vaya.—se escuchaba sorprendido.—No recordaba que ustedes fuesen cercanas, solo la veía contigo cuando Nguyen estaba cerca.

Y si, así funcionaba nuestra amistad.

Yo solo era un pase libre para que ella pudiera estar con Elika.

—Si, ella estaba obsesionada con Elika.—mencioné.—Tal vez eso hizo que se cegara y pensara solo en su obsesión con Elika, y nunca en nuestra amistad.

—¿Y Nguyen la quiere?

—Si, la quiere pero no de la misma forma, y con la misma intensidad que ella.

No me sueltes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora