𝐋𝐈𝐌𝐄𝐑𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀| Estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia alguien en el que se siente una necesidad obsesiva de ser correspondido.
─✦ ¿Alguna vez te arrepentiste de algo en tu vida?
─✦ Déjame contarte esta histori...
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Ella observó atentamente a la señora que apenas unos segundos antes había felicitado a la pareja, notando que su acento no era local, pero aún así era capaz de pronunciar el idioma con fluidez.
Cuando su mirada se cruzó con la de Gojo, el impacto fue tan intenso que todo a su alrededor pareció desvanecerse. Era como si el tiempo se detuviera y solo existieran ellos dos en aquel instante mágico. Fue entonces que se desvió hasta el cabello, un vibrante y cautivador tono de azul cian que enmarcaba perfectamente su rostro, resaltando sus ojos.
Era fascinante cómo ese color inusual le quedaba tan bien, otorgándole un aura de misterio y singularidad. Combinado con sus penetrantes ojos, el efecto era simplemente deslumbrante. Cada fibra de su ser se estremeció al contemplar la profundidad y la intensidad de aquella mirada. Fue como si se encontrara frente a un cielo artificial, lleno de colores vivos y emociones que atravesaban su alma.
La belleza de esa mirada no podía compararse con nada que hubiera visto antes. Eran la representación misma de la serenidad y la paz, como un día soleado y tranquilo en el que la brisa acaricia suavemente la piel y las aves danzan en el aire al compás de una melodía elegante y etérea. No podía apartar la mirada de ellos, hipnotizada por su resplandor y la forma en que revelaban tanto de la esencia de Gojo.
Era como si pudiera perderse en ellos y encontrar un refugio en su profundo y vibrante azul. De alguna manera, aquel encuentro visual había despertado en ella una sensación de conexión inexplicable, como si sus almas se hubieran entrelazado en un nivel más allá de las palabras.
En un momento, Satoru levantó ligeramente su mano en dirección a su cintura, apartando suavemente el cabello que caía sobre su cuerpo. Fue en ese preciso instante cuando Hino saltó de repente, desviando su mirada. Despertó del sueño en el que se había sumergido por sí misma y sintió un cálido rubor en sus mejillas.
No, definitivamente no.
No podía permitirse creer en esas ilusiones. Estaba convencida de que la señora estaba completamente fuera de sí, viendo cosas donde no las había.
─Agradezco sinceramente el cumplido y deseo que nuestra relación pueda perdurar durante muchos años, al igual que la suya. Estoy verdaderamente agradecido por sus palabras. ─era evidente para él que la señora estaba equivocada.
Aunque había sido solo una pequeña confusión, le resultaba divertido y hasta le alegraba el hecho de que le asociaran con ella como pareja. Sin embargo, lo que realmente le había cautivado había sido la mirada de la joven, con sus profundos ojos grises que parecían hipnotizarlo y despertar su instinto más animal.
Aquellos ojos evocaban un deseo y una atracción irrefrenable en él, haciendo que las ganas de molestarla y provocarla, a través del contacto físico, volvieran a surgir en su interior. Disfrutaba enormemente al ver cómo sus mejillas se volvían rosadas y podía percibir la leve molestia en su expresión. Todo esto solo hacía que su juego se volviera más emocionante y adictivo.
