𝐋𝐈𝐌𝐄𝐑𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀| Estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia alguien en el que se siente una necesidad obsesiva de ser correspondido.
─✦ ¿Alguna vez te arrepentiste de algo en tu vida?
─✦ Déjame contarte esta histori...
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─Yo.. ─el tono de voz de Hino bajó gradualmente. ─Los guardias de Pellegrino ocupaban las habitaciones adyacentes, impidiendo a Gojo subir, tuve que.. ─se tomó su tiempo. ─Tuve que saltar y-
─¿Saltaste? ─la interrumpió con una mirada tan intensa que la hizo desviar la vista.
─Realicé el acto con la esperanza de garantizar el éxito de la misión, ya que me vi sin otra opción de escape. Reconozco que debería haber planificado mejor una salida alternativa y asumo la responsabilidad de mis acciones.
─¡¿Por garantizar el éxito de la misión?! ─vociferó, mientras ella simplemente movía los dedos sin atreverse a alzar la vista.
La dama observó con cautela cómo la expresión de Fushiguro se volvía cada vez más sombría y sus gestos denotaban una creciente incomodidad. Temía su enojo, pues sabía que podía llevarlo a cometer actos impulsivos y luego actuar como si nada hubiese pasado, como ya lo había hecho en ocasiones anteriores. Aquella no era la verdadera naturaleza de Fushiguro, pero Yumeko sabía que era capaz de cometer errores irreparables en momentos de ira.
A pesar de esto, el respeto que sentía hacia él era profundo y arraigado, incluso más allá de lo que ella misma podía entender. Se arrepentía de tratarlo con tanta familiaridad, como si fuera uno más de sus compañeros, cuando en realidad era consciente de que sus acciones y su poder lo colocaban en un lugar diferente.
Escuchó el suspiro pesado de Fushiguro, un suspiro cargado de molestia y agotamiento mental. No se atrevió a mirarlo directamente, por temor a empeorar la situación. Sabía que él estaba luchando consigo mismo, tratando de controlar sus emociones y pensamientos.
─Ve a descansar, también me daré un respiro. ─masajeó el puente de su nariz. ─Retírate.
Se levantó de la silla como un resorte, inclinándose ligeramente en señal de despedida antes de retirarse apresurada. El corazón le latía con fuerza en el pecho, como si hubiera dejado de respirar durante todo ese tiempo en que estuvo frente a él. Sintió un sobresalto en el pecho al ver a Satoru de pie frente a la puerta de su habitación.
Cerró la puerta tras de sí con un suspiro de alivio, sintiendo que por fin podía respirar tranquila. Se apoyó contra ella por un momento, recuperando el aliento antes de girarse hacia las escaleras. Él seguía allí, reposando sobre la baranda desde el otro extremo, observándola en silencio.
La joven caminó hacia él, pasando por detrás de las escaleras para acortar camino. Cuando finalmente estuvo frente a Satoru, le dirigió una mirada fugaz antes de desviar la vista hacia un punto indefinido en el suelo. No sabía qué decir en esa situación, así que optó por el silencio, esperando a que él rompiera la tensión con alguna palabra amable o un gesto de complicidad.
Finalmente, Satoru habló en voz baja, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos. Sus palabras eran suaves, reconfortantes, y la mafiosa sintió cómo la tensión en su cuerpo se relajaba levemente.
