32. Luna de miel

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Mini Maratón 1/3

Grecia siempre iba a ser el mejor destino para viajar, amaba las maravillas que ofrecía y me sentía totalmente en un templo al tener de esposo un hombre tan guapo

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Grecia siempre iba a ser el mejor destino para viajar, amaba las maravillas que ofrecía y me sentía totalmente en un templo al tener de esposo un hombre tan guapo.

Podría ser perfectamente un dios griego.

- Entonces ahora somos marido y mujer. - susurro para empezar a besar su cuello mientras él sonríe divertido ante ello. - ¿Cuándo se supone que es suficiente tiempo antes de pedirte el divorcio?.

Río fuertemente cuando él me gira quedando encima de mi para besarme mientras se acomoda entre mis piernas, desde que habíamos cogido un vuelo para nuestra luna de miel no habíamos podido separar nuestras manos uno del otro, pareciendo dos adolescentes hormonales.

- Nunca mon amour. - murmura empezando a besar mi estomago lentamente a medida que baja con una sonrisa maliciosa. - Estás completamente amarrada a mi.

- ¿No debería yo realizarte un amarre?. - hablo como puedo a medida que veo como lentamente desata las tiras de mi traje de baño, el cual pensaba utilizar para ir a la playa. - ¡Charles!.

Escucho su risa divertida que rápidamente se detiene al desaparecer entre mis piernas, volviéndome un completo desastre.

**

Muevo mi cabeza al ritmo de la música a medida que mis hombros crean un mini baile cada vez que llevo una fresa a mi boca, miro levemente a Charles quien me mira divertido mientras come.

- Entonces... - murmura Charles con una sonrisa llamando mi atención. - ¿Cuándo es un buen momento para hablar de hijos?.

- ¿Hijos?. - pregunto curiosa por su tema de conversación queriendo reír por ser el primero quien saque el tema a la luz. - Nos acabamos de casar.

- No dije que ahora. - se encoge de hombros restándole importancia para tomar mi mano que se encuentra encima de la mesa y besarla suavemente. - Siempre será cuándo quieras y los que quieras, es tu cuerpo cariño.

Lo miro con una sonrisa totalmente enamorada de él y sus palabras, no podía dejar de sentirme tan afortunada por estar con una persona que me demostrara tanto amor y respeto como él lo hacía, sabiendo que no importa lo que pidiera, él siempre iba a cumplir con todos mis sueños, deseos y necesidades. Me paro lentamente de mi asiento mientras él no suelta mi mano, mirándome curioso cuando termino sentándome entre sus piernas para finalmente besarlo.

- Creo que deberíamos dejar que la vida nos sorprenda. - susurro cerca de sus labios para terminar enrollando mis brazos a su alrededor. - Pero si, podríamos dejar de cuidarnos y esperar que solo pase.

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