40. Amigos

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Y cuando las estaciones cambien                              ¿Seguirás a mi lado?

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Y cuando las estaciones cambien
                      ¿Seguirás a mi lado?...

— ¿Cómo has estado? — pregunta besando mi cabeza para sentarse a mi lado.

— Estoy bien, hago ejercicio, voy a terapia, como saludable y estoy alejada de los hombres. — comentó divertida provocando que Lando ría y yo solo me encojo de hombros. — Aún así, las hormonas son molestas.

— Parte del proceso.

— ¿De qué hablan? — la voz de Charles nos hace girar a mirarlo provocando que sonría divertido y se siente frente a mí. — Ustedes son aterradores juntos.

— Kaia está caliente, quiere sexo.

— ¡Lando!

Golpeó su brazo molesta y avergonzada a la vez en lo que Lando y Charles ríen divertidos ante ello, bufo cruzándome de brazos para terminar negando con la cabeza algo indignada.

— Yo siempre puedo ayudarte en eso.

— Ay no por favor, hay menores de edad aquí. — se queja Lando ante la sugerencia de Charles mientras yo lo miro extrañada.

— Solo estamos nosotros Lando.

— ¡Yo soy un niño!

— ¿De qué hablan?

— Kaia está... — Lando no logra terminar su frase cuando mi codo golpea su estómago fuertemente provocando que guarde silencio. — Aire.

— ¿Kaia está aire? — pregunta Max cuando se sienta al otro lado para terminar encogiéndose de hombros. — Son bien raros ¿Sabían?

— Estas bien traumado ¿Sabías?

— Quién lo dice. — me responde Max divertido provocando que le saque mi lengua. — ¿Y Carlos junto a Pierre?

— Vienen llegando.

Habíamos decidido juntarnos a comer antes de el nuevo comienzo de la temporada, y aunque iba a acompañarlos a la primera carrera, decidimos realizar esta cena antes de que algunos emprendieran sus viajes. A medida que hablamos, Carlos, Pierre y Kika llegan a la mesa donde nos encontramos para unirse a la conversación, todos decidimos pedir nuestros platos para después continuar hablando, no obstante, mi foco de atención cambia cuando siento algo acariciar mi pierna e ir subiendo lentamente, trago duro mirando a Charles quien sonríe divertido porque sabe perfectamente lo que está haciendo y juro que tengo que tomar agua cuando lo que creo que es su pie, empuja suavemente mis piernas para albergarse entre mis piernas, sintiéndome incómodamente húmeda.

— No puede ser.

Susurro rapidamente cuando llega a mi zona, teniendo que rápidamente levantarme para ir al baño sintiéndome extremadamente acalorada. Una vez en el baño mojo mi frente, cabeza y nuca con el fin de controlar la temperatura pero no es suficiente, en especial cuando su cara aparece entrando al baño de mujeres.

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