39. Intentar

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Hay un millón de razones por las que debería renunciar, pero el corazón quiere lo que quiere

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Hay un millón de razones por las que debería renunciar, pero el corazón quiere lo que quiere...

Kaia POV

La mirada de Alex demuestra pánico a medida que yo siento que me paralizo, entonces mi mirada pasa de Charles a Lando buscando algo de ayuda, pero nadie hace nada.

¿Por qué nadie hace nada?

Cuando voy a abrir la boca para decir algo, una idea fugaz se cruza por mi mente y aunque siento que no es tan buena idea, no pienso en las consecuencias.

— Kaia ¿Estás bien?

Y ante esas palabras solo lo hago, finjo que me desmayo, sin embargo, mi plan no resulta bien cuando nadie me recibe y termino dándome un gran golpe en el piso provocando que realmente me desmayé.

Al abrir mis ojos lo primero que pienso es en el gran dolor de cabeza que poseo, no obstante, la mirada de 3 hombres se posan en mí provocando que los mire extrañada sin entender que había pasado.

— ¿Estás bien?

La voz de Lando es suave a medida que se agacha hasta quedar a mi altura para tomar mi mano y mirarme con preocupación.

Dios, Alex me estaba pidiendo matrimonio.

— Si, tengo que hablar con Alex.

Susurro para cerrar los ojos cuando Lando asiente besando mi cabeza, mis ojos se posan en Charles quien me mira con tristeza, sin embargo no dice nada para besar mi cabeza e ir detrás de Lando en silencio. Miro a Alex notando como me mira de brazos cruzados apoyado en una pared, ambos nos quedamos en silencio sin saber qué decir.

Sin saber cómo empezar...

— Llegaste en un momento de mi vida que me estaba ahogando. — susurro con una sonrisa triste mientras él me mira atento. — Sentí que pude respirar gracias a ti, aún cuando todo el infierno se desataba.

— Kaia. — Alex se intenta acercar a mí pero niego con la cabeza sintiendo mis lágrimas acumularse. — ¿Qué ocurre?

— Cuando nos volvimos a encontrar pensé que era una señal, la pieza que me faltaba porque estaba rota y quizás tú podías volver a unirme. — trago grueso sintiendo como las lágrimas caen por mis mejillas a medida que frunce el ceño. — Pero no fue así, y aunque me hubiese gustado que lo fueras, la realidad es que te estoy haciendo daño.

— Kaia...

— Te engañé, te engañé con Charles. — suelto rápidamente notando en sus ojos un dolor que me rompió el corazón. — Y no te lo mereces, porque tú eres una buena persona y yo estoy tan rota, tan dañada, que solo arruino a los demás.

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