Siete años habían pasado desde que la embarcación Esmeralda partió de su tierra y hoy por fin llegó el ansiado día que tanto el pueblo como la embarcación ansiaban. Como era habitual en el joven cenizo, al ver que estaba llegando al muelle, comenzó a lanzar explosiones al aire desde la proa mientras dejaba salir su frenética risa de victoria que se podía escuchar hasta la orilla.
Mientras tanto, sus familias los esperaban ansiosos, pero él solo deseaba ver a una persona, a aquel de quien se inspiró para ponerle nombre a su navío. En un inicio le pareció extraño no verlo, ya que siempre lo esperaba en la orilla del muelle, pero atribuyó esto al hecho de que había muchas más personas esperando por el arribo del barco. Sus compañeros fueron los primeros en bajar, siendo recibidos por sus respectivas esposas. Él se quedó de último ya que debía dejar algunos mandatos antes. Una vez todo listo, va hacia el grupo de personas que lo esperaban, aún buscando con la mirada a su prometido que parece no estar ahí.
–Hijo mío, ¡qué bueno verte! – la primera en saludarlo con un abrazo fue su madre, el cual aceptó solo porque no tenía la energía suficiente para alejarse de ella o hacerle un mal modo. – ¿Por qué tardaste tanto en llegar? Tu padre y yo estábamos preocupados– vuelve a hablar su madre, esta vez le pareció extraño ya que no mencionó al pecoso, y su ausencia se le hizo cada vez más extraña.– Tuvimos que pasar por un país más, solo eso – responde con su indiferente voz y, cuando estaba a punto de preguntar por su prometido, fue interrumpido por su padre, quien les sugirió seguir hablando en casa. Así que se fueron todos en el auto de la familia.Y ahí fue donde comenzó lo que sería un infierno para el cenizo. La noche apenas llegó, Endeavor, alcalde de la ciudad, realizó una fiesta en celebración por su llegada. "¿Es que acaso no saben que lo único que queremos es a nuestras esposas y dormir?" Fue lo que pensó cuando estaba ya en la fiesta a regañadientes después de haber sido arrastrado por sus padres por ser el capitán o sea, el más importante de todos.
Lo único bueno de ir a esa ruidosa y extravagante fiesta es que de seguro se encontraría al peliverde, ya que él y el hijo del alcalde, Shoto, son mejores amigos. Así que apenas lo encuentre piensa secuestrarlo y llevarlo a su lugar secreto.O eso planeaba hacer, pero sus planes se vieron arruinados al ver que por ningún lado estaba aquel chico. Ahora sí que sus nervios estaban al borde de explotar. Luego de tener que saludar a los apestosos burócratas se acercó a varios conocidos de la pareja para preguntar por él, pero lo único que hacían era evitar la pregunta, incomodarse o responder con un patético "no sé" para después escuchar cómo susurran a sus espaldas cuando se alejaba. Tampoco ayuda el hecho de que sus padres parecen estar dándole evasivas cuando intenta sacar el tema.
Inmediatamente después buscó a los más cercanos a Izuku: Uraraka, Todoroki, Iida, Tsuyu o Tokoyami; pero ¡qué maravilla! Ninguno de esos idiotas fueron a la fiesta.
Al parecer Uraraka está estudiando en las afueras de la ciudad y solo va los fines de semana a casa. Iida anda visitando a su hermano en la ciudad cercana y Todoroki se peleó con su padre. Estas casualidades lo están comenzando a volver loco y lo único que puede hacer ahora es buscar a los Midoriya que, al no verlos ahí, entiende que tal vez andan en un viaje. Ya que su suegro Hisashi Midoriya es un comerciante y es quien hace los tratados comerciales entre su país y los otros por tierra. Por lo que a veces se lleva a su familia si el viaje es corto o poco riesgoso. Eso último es lo único que pudo calmar su corazón, que no ha dejado de tener esa sensación de mal augurio desde que se fue.
Al año de estar lejos, la pequeña sensación se había vuelto una incomodidad; a los 5 años, se había vuelto un vacío en su corazón y, cuando venía de regreso, esa sensación estaba a punto de convertirse en desesperación, la cual se había apaciguado un poco al llegar a tierra. Sin embargo, la nula presencia de su prometido hizo que esa oscuridad volviese a invadirlo. Por ello es que ahora el joven cenizo está aún más irritable de costumbre, pero los cercanos atribuyen esto a su largo y cansado viaje.
Una vez logró soltarse de su familia y de la fiesta, fue a su lugar secreto: era un departamento que servía como sala de estudio para el joven Midoriya y que Bakugo le había regalado cuando cumplieron el año de noviazgo.
Tomó el auto de su familia y se fue de ahí sin avisar. En el camino, su mente se divide en dos: por un lado, piensa que debe acelerar más y llegar lo más pronto posible; por otro lado, piensa que no debería ir, pero ¿por qué no iría a ese lugar que era tan especial para ellos? Ya ni siquiera entiende qué es lo que está pensando, de seguro por el cansancio que le está cobrando factura.
Ahora mismo, lo único que lo acompaña son las luces de las farolas que habían comenzado a encenderse, indicando que ya otro día está por terminar. Tampoco le ayuda el hecho de ver a las parejas felices que van a casa: algunos parecen venir del trabajo y otros parecen tener una cita. Tampoco faltan aquellos que andan solos o andan con una mascota al lado. Ese escenario tan pacífico era el que compartía con su prometido, su amado peliverde que no ha podido ver y por el cual va a perder la cordura.
Al estacionarse frente al edificio donde se encuentra su apartamento, nota algunas miradas y puede escuchar unos pocos murmullos gracias a su oído agudo. Aún así, apenas entiende palabras como "falso", "pobrecito" y "engaño", pero no quiere sobre pensar en ellas. Entra al complejo de apartamentos e inmediatamente sube hasta el piso que le corresponde a su amado: el 5, apartamento 250. Al llegar abre con su llave que siempre anda entre sus cosas y entra, topándose con un escenario que, sin duda, lo dejó aún más confundido de lo que ya estaba.
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En una mañana de abril (Bakudeku)
FanfictionBakugo Katsuki, conocido como "El rey explosivo del mar" es el grandioso capitán de la embarcación "El esmeralda". Se embarca en un viaje de negocios a varios países que duraría 5 años, pero no volvería hasta 7 años más tarde, topándose con la sorpr...