─────BOYMEETSEVIL; ❝ Mi pagana apasionada, boca sucia con voluntad de acero se había roto.❞
Rhaenyra Targaryen x Oc masculino.
La casa del dragón.
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❝Pero, una vez que te das la vuelta, nos odian.
¡Oh! que miserable, todo el mundo quiere
ser mi enemigo. ❞
¡NO LECTORES FANTASMAS, POR FAVOR! :C
━━ ˓ ֹIRACUNDO, el heredero de la casa Velaryon se encontraba. ¿Cómo era posible que deseaban imponer quien lo sucedería luego de su descenso? se cuestionó una y otra vez, hasta ingresar a lo que sería el aposento matrimonial. El adulto no se percató que sus hijos yacían presentes allí por lo que, al darse cuenta de los infantes no tardo en acercarse, se hinco a la altura de estos y quizás suene como un loco infantil tras las feroces palabras que aconsejaría a los menores, pero, era más la colera del momento que la razón propia.
— Mis dulces niños, Jacaerys y Lucerys — colocó las manos en los hombros de los jovenes— hoy irán a domar sus respectivos dragones ¿no es así?
Ambos, infantes hincharon el pecho en señal de orgullo.
— Si, padre— respondieron en coro.
— Siempre he considerado que un buen regalo para aquel que no posee un dragón seria un cerdo rosa con alas, ¿no creen?
Pueda que los vástagos del heredero de Driftmark que entre risas captaron esa señal, inocentes, dirían, aunque, ese era el desquite que tendría hacia la reina que lo provoco en las horas de las mañanas, quizás, con esa enseñanza consideraría en no entrometer la nariz ganchuda en los asuntos de su casa.
Rhagnar nunca se imaginó que la fortaleza se convertiría en una prisión cual deseaba huir prontamente, sin embargo, el deber estaba en quedarse a lado de su esposa y si aquello a ella le apetecía, de acuerdo estaría.
— Dime, mi buen amigo — suspiró antes de beber un buen tragó de vino— la fortaleza esta completa de traidores, ¿podre defender a mi esposa, Harwin Strong?
El guardia observó por el rabillo del ojo la expresión melancólica de su acompañante. Se trataba de tantas madrugadas que el de hebras oscuras lo buscaba para beber, desahogarse y maldecir a los Hightower. Harwin para Rhagnar era un fiel confidente al punto que le confiaría hasta vida a él.
— No te has de angustiar, mi señor —masculló— siempre he de protegerte a ti y la familia real.
Rhagnar se mantuvo un par de minutos en silenció tratando de grabar el inusual alumbrado cielo nocturno.
— Presiento un mal proviene— confesó de repente causando que acaparara la atención de Harwin.
