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Advertencias: stony como pareja principal, con thorbruce y sambucky como parejas secundarias. angst, drama y fluff. algo de OoC.

los diálogos en cursiva es la comunicación de lengua de señas.

recuerden siempre que este fic trata de temas muy sensibles.

recuerden siempre que este fic trata de temas muy sensibles

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Bucky sabía que su mamá –madrastra– no le quería.

¿Cómo iba a quererle, después de todo, cuando él era hijo de una amante que tuvo su esposo?

Tal vez no quererle era una frase demasiado rebuscada para entender lo que sentía la señora Barnes por él. Bucky quizás lo definiría más como... indiferencia. Sí, indiferencia, aunque eso no le hacía sentir mejor.

Nunca le había hecho sentir mejor, no cuando observaba a Peggy siendo mimada y amada por sus padres. Y todo porque él era una vergüenza para la familia. Su padre sólo se lo llevó con él por el temor de que todo el mundo supiera que el señor Barnes tenía un hijo ilegítimo.

Al inicio, Bucky no lo entendía, no demasiado bien, pero se sentía triste cuando solía buscar a Erin Barnes para que le abrazara como hacía con su hija, pero sólo obtenía manos tensas alejándolo, sumado a una voz suave pidiéndole que no lo hiciera otra vez. Cuando se caía y mamá no iba a buscarlo para ver si estaba bien. Cuando lloraba y no le preguntaba qué le ocurría.

Sólo cuando cumplió los diez años y se lo explicaron, lo entendió un poco, y de forma inevitable, se alejó de Peggy, porque no soportaba ver cómo ella era querida y él... y él era una paria dentro de su propia familia.

Por eso, tener la repentina atención de su mamá sobre él era algo a lo que no sabía reaccionar. Menos aún cuando era para llamar su atención.

—James, por favor... —decía Erin con expresión cansada—, ¿quieres dejar de salir con chicos? ¿Quieres que te prestemos más atención con tu padre?

Apretó sus labios, sentado en el sofá y mirando el suelo, con algo de dolor de cabeza, porque llegó en la madrugada luego de la fiesta de Sam y sólo había dormido unas horas, pues tenía la cabeza llena de cosas.

Primero, por las manos de Sam abrazándolo y sosteniéndolo.

Después por la imagen de Thor besando la mejilla de Bruce en medio de la fiesta, y Bruce le daba un golpe en el costado, aunque sus ojos brillaban.

Y, por último, cuando había salido a buscar a Tony, se lo encontró abrazando a Steve. A Steve. El novio de Peggy, su hermana.

Cuando por fin logró dormir, lo despertaron para conversar sobre ese tema.

Se removió en su lugar, incómodo.

—Lamento ser una decepción, mamá —contestó, bajando la vista.

La mujer mayor volvió a suspirar, agotada por la situación.

—¿Por qué no puedes ser más como tu hermana? —preguntó Erin, poniéndose de pie—. Sólo nos haces pasar vergüenza, James —se encogió—. Ve a tu cuarto, no quiero verte por ahora.

MUÑEQUITO DE PORCELANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora