Todo empezó con un cuento de hadas, de esos que te casarías con el príncipe azul, lo amaste desde el dia que cruzaste mirada con él. Tu mente se creó aquella historia de amor, vivirás feliz con el amor de tu vida, y formarías una familia dándole hijos aquel hombre soñado.
Y de pronto sentiste aquel dolor en tu corazón cada vez que notabas la frialdad de sus palabras y el poco amor que te daba, aunque sabias que era solo caridad y finjáis aceptarlo con una sonrisa.
Haciéndote el favor con tu cuerpo.
Te desvelabas preparando su desayuno, su ropa lista y bien limpia, y esperabas que él te indicara tomar lugar con él en esa mesa vacía donde esperabas tener a sus hijos y hubiera tanto ruido, pero después el solo se levanta y no agradece tus servicios.
Y es entonces tu pecho duele, duele tanto que se sostienes de aquella silla, abres tu boca para gritar, pero el sonido de tu garganta está apagado es así como se siente el dolor de perder algo que no has tenido, tus uñas se encargan de arañar tu piel de aquel cuello y jalas tu cabello con desesperación sabes que está mal, sabes que estar ahí no te hace bien. Pero quieres seguir, porque no puedes vivir o imaginar que harías, miedo le dicen, pero ese miedo te mata.
Las lágrimas llegan y sabes que esta noche seria otro dia frio en tu cama, él no te ha tocado desde hace semanas que perdiste la cuenta y aun explorarte tu cuerpo no es suficiente, mientas el amor de aquel hombre se caliente en camas ajenas.
¿Porque no te amas?
¿Por qué sigues ahí?
La respuesta es tan sencilla porque solo esperas que te amé, y es cuando una sonrisa se forma en tus labios, lo sabes te engañas porque es la única manera de estar a la defensiva de la verdad en tus ojos.
Pero ella lo disimula limpia sus lágrimas y limpia el desastre que ha hecho en la cocina, mira la hora y se da cuenta que el no tarda en salir a su almuerzo, no dejas que nadie te ayude a prepararle algo y es tu deber como esposa darle una sorpresa.
—Señora Fonseca, que placer verla por aquí.
—Gracias, quiero sorprender a mi esposo, es nuestro aniversario—sonrió la mujer ilusionada de que tal vez hoy cambiaria y se acordaría de esta fecha.
—Por supuesto.
Nerviosa presiono el botón y espera llegar al pasillo, no hay nada raro ni la secretaria sabe que está en su hora de comida, camina hasta dirigirse en la oficina de su esposo, escucha las risas de una mujer duda en tocar y se queda frente a la puerta hasta que algo no está bien, los gemidos y gruñidos se escucha, sus mejillas se sonrojan hasta sentiste las ganas de llorar.
Su mano tiembla antes de girar la perilla y toma valor de hacerlo, pero su ojo se llena de lágrimas como su esposo embiste con brutalidad aquélla mujer que grita mirándola y sus uñas se encajan en el escritorio sin dejar de rebotar sus tetas.
Los ojos de su esposo se dan cuenta que la está viendo, no se detiene tampoco le interesa continua embistiendo y ella solo baja el rostro y cierra, la puerta. Las lágrimas salen y no puede mas que llorar.
No espera que él vaya detrás de ella y le dé una explicación al contrario es todo lo opuesto, su flamante esposo aquel que conoce de años se presenta en su casa como si nada pasara.
—No debiste ver eso, pero ya lo viste—dijo tranquilamente.
—Creo que...Creo que no debiste hacerme eso, he sido buena contigo, te he dado todo y ...
—Sabes que no te amo, que esperabas de mi—le dolió el corazón—Es a ella quien amo desde la universidad, regreso y ...—ella levanto la mano.
—¿Desde cuándo?
—Desde hace meses estado con ella Clara.
—Ahora entiendo, por eso aun a pesar de todo, porque continuar con esto, no es justo para mí, te amo y me lastimas.
—Entonces es mejor divorciarnos—ella apretó los puños con fuerza—Iveth espera un hijo mío, y no quiero que mi hijo sea un bastardo.
—Que cruel eres, lo eres Amador, y aun así me lastimaste.
—Fui sincero, nunca te he amado y no pediré perdón por algo que no siento, será mejor que tomes algunas cosas, Iveth vendrá a vivir en esta casa lo más pronto posible Clara puedes quedarte en lo que buscas algo.
Clara solo se dio la vuelta y fue hasta su habitación, era mejor hacerlo de una vez por todas, dolía claro que dolía, pero vivir con ella era humillante. Amador sabía que su abuelo no se lo perdonaría, pero no puede cambiar sus sentimientos, Iveth regreso del extranjero y no iba a dejarla ir otra vez, tal vez Clara se quede y necesitaría ayudar a su mujer con el cuidado de su hijo, sabe que Clara es buena mujer de casa, podría hacerlo, pero sus ojos se abrieron cuando ella solo cargo una bolsa y una maleta tan pequeña y comprendido que era definitivo que no volvería a ver a Clara de nuevo.
Ella se acercó a él, y se puso de puntillas beso la comisura de sus labios y lo vio a los ojos.
—Es una lástima que no me amaras, pero dudo que seas feliz, porque lo que se lastima ante el dolor de otro no crea felicidad en la suya. —acaricio su mejilla—Ella se fue hace años, te dejo dolido y fui yo quien te sano las heridas de tu corazón, porque solo era una ilusión de ese amor que tu creíste, ahora dime quien sanara las mía—dijo saliendo de aquella casa que fue su hogar.
La cara de Amador se puso pálido tenía razón, pero ella fue quien causo que Iveth se fuera años atrás.
HAY NO SE USTEDES PERO YO LLORARE CON ESTA HISTORIA.

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Amame, Antes de que me Vaya
Historia CortaClara seria el sueño de todo hombre, es linda y hermosa tiene un corazón grande para dar, podría decirse que no le falta nada, pero detrás de aquella sonrisa se esconde aquella depresión llena de soledad convertida en las mentiras de un matrimonio s...