Editado el 8 de febrero de 2024.
Addy.
—Addy, es hora... —escucho una voz y después un movimiento—. Addeline, despierta —vuelve a llamarme mi padre algo cansado y soñoliento.
Poco a poco, mis ojos se abren y luego de un par de minutos, me acostumbro a la luz blanca y no me molesta
—Llegamos —anuncia mi padre. Puedo decir que hasta noté un toque de emoción en su voz. Se supone que debo ser yo la emocionada en este tipo de casos. Viajar, verano, playa. Si no fuera alguien tan asocial, sería el plan perfecto.
Cómo desearía estar al otro lado del mundo con mi mejor amiga, ugh. Ese era mi plan perfecto.
—¿En serio? —digo enojada mientras suspiro. Espero mi papá haya notado un poco de sarcasmo en mi voz.
Mi padre, Josh Hoffman, sube una ceja con diversión y finalmente responde
—En serio, Addy.
Se levanta de su asiento, quitándose en el proceso el cinturón de seguridad y rápidamente sale junto a su maletín negro.
Agradezco que me deje sola, pues así puedo aceptar el hecho de que ya estamos en Los Ángeles.
Me levanto con mucho esfuerzo de mi parte. No sé si sea el hecho de que en verdad no deseo aceptar mi realidad o simplemente es el cansancio que llevo cargando por despertarme tan temprano.
Guardo mi laptop en mi mochila, junto a todas las cosas que había sacado para entretenerme. Cuando me siento completamente lista mentalmente, aliso mi ropa, pongo mi mochila en mis hombros y me dirijo a la puerta.
Me despido del piloto con una sonrisa y le agradezco por el viaje.
Al salir, el cálido viento de Los Ángeles me azota en la cara como si fuese agua. Para ser verano, la brisa se siente bastante fría, pero esto ayuda a que el calor del sol se sienta insoportable.
Como puedo, llevo mi mano izquierda para cubrir mis ojos.
Diviso a unos metros el auto negro que me esperaba a mi padre y a mí para poder llevarnos al hotel. Mi papá me ve con una mirada impaciente, así que me apuro a llegar al auto.
Es muy seguro que esté ansioso y estresado, su cadena de hoteles está por todo el mundo y tiene que asegurarse que este nuevo hotel sea como él lo quería. Tiene que mantener su prestigio, claramente.
—¡Addeline! —chilló mi padre— ¡Cómo si fuera la primera vez que vienes a Los Ángeles! ¡Sube de una vez!
Ruedo los ojos. Parece un niño impaciente por obtener su paleta.
Mientras salimos de la pista de aterrizaje, mi padre hablaba de su hotel en Los Ángeles como si de un logro de un hijo se tratara. Mis ganas de reír se hacen más inmensas.
Desde muy pequeña vengo viajando de aquí para allí, junto a mi padre y hasta hace algunos años con mi madre. Viendo inauguraciones de hoteles, entrevistas de prensa, juntada con los socios de mi padre —entre ellos el de toda la vida, Malcom Johannson— y siempre hablaba de sus hoteles como si fueran sus hijos. Que conseguimos esto, que el alcalde esto y esto. A decir verdad, algunas veces sentí un poco de envidia pues habla más acerca de estos temas que de su propia hija.
¿Y yo que soy para él?
Todavía no me atrevo a preguntarlo, pero técnicamente fui una construcción. Josh Hoffman y Laureen Jones, me crearon y construyeron, para no llegar a términos sucios.
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Desastroso Verano (EDITANDO)
Humor¿Qué serían 6 chicos viviendo en un hotel? Yo te digo, puro descontrol. Addeline Hoffmann, hija del gran dueño de la cadena de hoteles "Paradise", va a parar en el hotel de Los Ángeles para pasar el verano. ¿El problema? Ella viene sola. Pero no es...