Capítulo once: Castigo.

13.6K 926 126
                                    

Editado el 01 de marzo de 2024.

Addy.

Despierto porque el dolor de mi cabeza es lo bastante fuerte para producirme náuseas. Maldita sea, odio las crudas y me sorprende el hecho de que anoche haya tomado. ¿Qué estaba pasando por mi mente? 

Aunque lo que más me sorprende es no encontrarme en mi suite. No recuerdo nada. Juro que ayer no tomé ni una gota de alcohol, pero los hechos parecían decir lo contrario. Tal vez había tomado tanto que no lograba recordar nada. Sí, tal vez es eso.

Empiezo a analizar la habitación donde estoy, y me parece que es la de Blake.

Volteo a mi derecha y me encuentro con un Blake durmiente. ¿Qué? Lo observo bien esperando no entrar en pánico.  Respira Addeline, tiene su ropa puesta y tú la tienes puesta. Nada malo pasó.

—¡BUENOS DÍAS! —exclama Theo entrando a la habitación—. Mierda, pensé que Blaky estaba solo.

—¿Blaky? —frunzo el ceño ante el apodo. 

De verdad, que raros son los hombres.

—Ay ya, no critiques Addelita —dice Theo—. Tu papá nos quiere a todos en la sala de reuniones... Ahora.

—¿Ahora? —bufo—. Pero si son las nueve de la mañana.

—Eso dijo él. Algo sobre un castigo.

—Maldito castigo... —murmuro harta tirando a Blake de la cama para que se despierte el holgazán.

Theo abre los ojos como platos.

—Así se despierta —lo tranquilizo mientras me encojo de hombros. De la nada, Blake se para exaltado.

—Ya estoy aquí —murmura medio dormido.


Maddie.

—¿Y cuáll será nuestro castigo? —pregunto insegura de lo que se nos viene.

Estamos en la dichosa sala de reuniones del hotel. Los chicos y yo teníamos los nervios de punta. 

Cuando habían dicho algo sobre un castigo, pensé que solo involucraría a Addy y Blake por ser los hijos, no al resto del Clan Panda.

—Necesito que... —murmura Malcom observando a su alrededor—. Necesitamos que se vistan de hamburguesas y salgan a hacerle publicidad a Wannis.

—¿WANNIS? —medio grita Peter indignado—. Sus hamburguesas son asquerosas. ¿Qué no las han probado? 

—Lo sabemos —dice John—. Pero nos pagan para que le hagamos publicidad y colguemos sus carteles por el hotel.

-¿Y por eso nos vestiremos de hamburguesas? -Addy frunce el ceño confundida.

Realmente es absurdo lo que quieren que hagamos, pues estoy segura que la publicidad de los carteles es suficiente. Estos dos señores querían tomar venganza... 

—Tipo de publicidad —contesta Malcom—.  Los trajes se encuentran en el cuarto de atrás junto a los folletos que tienen que entregar. Adiós.

Con sus celulares en la mano se alejan de nosotros.

—¡Y por cierto! —exclama John en tono divertido—. ¡Uno tendrá que ir de mayonesa!

—¡PIDO NO! —exclamamos todos menos, claro, el retrasado mental de Blake.

—¿Eh? —pregunta de lo más confundido por lo que acaba de ocurrir—. ¡PIDO NO!

—Tarde —decimos todos menos él.

Desastroso Verano (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora