Capítulo doce: El viaje.

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Editado el 3 de marzo de 2024.

Alice.

—¡HOY NOS VAMOS DE VIAJE! —grita Addy emocionada interrumpiendo mis dulces sueños.

Maldita sea, hoy es el grandioso día. Mentalmente no estoy preparada para pasar una semana en el campo. Aún no entendía del todo como había dejado que Theo me convenciera de ir. Sé perfectamente que será la peor experiencia de la vida. Todo lo que tiene que ver con la naturaleza y vivir la vida rural, no va bien conmigo. Nací para usar tacones y modelar en pasarelas, no para estar en el pasto, llena de insectos.

Gruño ante los gritos de mi queridísima amiga y con la otra almohada me tapo los oídos tratando de aislar los gritillos de Addeline.

—¡Cállate, pelirroja! —exclamo exhausta de todo esto.

—¿Eso es un insulto, Leblanc? —cuestiona mientras sube una ceja desafiante—. Vamos, Alice. Te aseguro que no será tan malo.

—No, Hoffmann. Significa silencio, todavía no estoy lista mentalmente para todo —contesto aturdida por todo—. Ya basta de recordarme lo que nos toca vivir.

Addy me ve divertida. Estoy segura que todos los chicos están disfrutando mi desgracia.

—No puedo —dice—. Es viernes, pasaremos una semana en el campo.

—Iugh...

—Desconectados del internet, celulares, televisión, noticias...

—¡Ya, ya! —exclamo exhausta de su afán por burlarse de mis actitudes contra esto—. Sin mundo.

—No seas dramática.

—Lo soy.

—Pues que mal.

—Problema mío —respondo.

—Problema tuyo si no te cambias y preparas una maleta.

—Problema mío —repito. 

Addy asiente y se va sin decir nada más. Creo que ha sido la conversación más rara que tuve en mi vida. 

Resignada, me levanto de la cama lista para empezar el "gran" día.


Addy.

—¿Ya estamos todos? —pregunto con mi maleta en mano. 

No es tan grande, pero tenía lo necesario para sobrevivir una semana con estos chicos. Tengo el presentimiento que habrá mucho desastre de por medio y necesitaría estar completamente listo. 

—Falta mi cutie —dice Theo y todos suspiramos rodando los ojos.

Alice siempre demora y, con esta situación, peor. 

Todos subimos a su habitación dejando nuestras maletas en mi suite. 

—¡Alice, vamos al campo no a un desfile de modas! —exclama Peter tras la puerta.

—¿Pueden calmarse un poco? —exclama Alice en un tono molesto—. Encima de que me obligan a ir, ¿me apuran?

—Lamento informarte que tú misma decidiste venir, así que atente a la consecuencia de tus actos —contesta Peter.

—Lo hice por presión social, Dios mío —dice la castaña—. Pero bueno, ya casi salgo.

Al cabo de unos cinco minutos, nuestra amiga sale de su habitación. 

Trae unos tacones de aguja impresionantes y un vestido floreado, por no olvidar su cartera Gucci en su mano. Su valija rosada del tamaño de un camión se encuentra en su otra mano.

Desastroso Verano (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora