Sebastian x lectora

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Se supone que eran amigos, compañeros de las noches del ciernes en el Salón Fruta Estelar, hasta era una de sus personas más queridas del pueblo. O, al menos así pensaba _______.

Para ella, Sebastian era un gran amigo que siempre estaba ahí cuando más le necesitas y también en tus momentos de locura extrema, un cómplice de la vida. Pero para él, _______ en sus ojos se veía como la protagonista de un videojuego sacado de la propia consola y hasta en el otro extremo del mundo seguiría mirándola a ella en vez de a un monumento histórico. Una mujer vivaz, capaz de todo lo que se proponía sí ell quería y un amor de persona.

Aunque él quería que fuera el amor de su vida.

Sin embargo, los ojos que son el alma de un humano, lo que calla la boca, el primer signo de amor... Esos ojos no le miraban a él. Lo podría intentar tantas veces, que por el tiempo que intentaría cambiar la dirección de estos sería un señor con un siglo de vida y yacente en una mecedora.

O eso creía él.

[Narra Sebastian]

Ahí estaba, la oía desde mi habitación, mejor dicho, sótano. Debía de estar hablando con mi madre en el mostrador para otro proyecto nuevo que vino repentino a su mente. Que cabeza... Tan creativa y soñadora. Lo que a mí me faltaba, esa capacidad de poner un lado positivo a los males que ocurren. Ella era tan así, como decirlo, única a su manera, o, al menos, de esa forma se veía en mis ojos.

Estaba trabajando en un nuevo proyecto, había sido bombardeado con nuevos trabajos, debería ser algo bueno porque significaba ganancias económicas, pero eso me impide salir y verla hablando con cada persona que se le cruce de camino a su destino.

Quité mi mano del ratón, apoyé el codo en la mesa dejando el peso de mi cabeza en la mano. Seguía oyendo su armoniosa voz, cerrando los ojos y dándome la oportunidad de oír su voz hasta la próxima vez que pueda.

Joder, realmente he caído ante ella.

Nunca me imaginé estar de esta manera por ella y su simple voz.

Era un horrible sentimiento cuando caía ante la realidad, que ella no pensaba igual de mí, como yo de ella. Te abrumaba despertando mariposas que creí muertas, clavando dagas en tus cinco sentidos para que no pudieses ver en qué hoyo te estabas cavando tu mismo, donde detrás de una vitrina con hermosos vestidos lujosos había un vacío helado y el brillo en tus ojos iluminaban una vida, en la cual veías todo perdido hasta que llegaba ella.

Sabía perfectamente que era buscar mi propio suicidio, porque la peor tristeza que existía era el amor hacia una persona.

Desperté de mi trance, o descanso que me había auto dado, cuando su voz dejó de sonar y la madera de la escarela empezó a rechinar por unos pasos. Con los nervios a flor de piel al pensar que podía ser ella volví a poner mis manos en el teclado para no ser descubierto en infraganti delito.

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⏰ Última actualización: Jan 02 ⏰

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𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐒𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞𝐰 𝐕𝐚𝐥𝐥𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora