Capítulo 4

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Venecia

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Venecia.
Llegar a mi casa luego de tantos días y sentir que nada cambió, no me sorprende.

Llegó a las ocho de la noche, siendo muy consciente que hasta las ocho treinta, nadie llega.

Voy directo a mi habitación a ver si mis ahorros de toda la vida aún siguen dentro de mi armario y no solo que no estaban mis ahorros, sino que ni mi ropa estaba allí.

Comienzo a buscar como loca mis cosas por todos lados y no encuentro absolutamente ninguna de mis pertenencias allí.

Recorro toda la casa para ir hasta el altillo con la pequeña esperanza de que mis cosas estén allí, pero no, no había ni una sola pertenencia mía allí.

Me recorrí toda la casa, habitación por habitación, armario por armario y ni siquiera había un retrato con alguna foto mía, es como si yo ya no existiera en ese lugar y ni siquiera soy parte de un recuerdo.

Me quedo en la sala esperando a que ellos regresen.

No tengo otro lugar a donde ir, así que prefiero creer que todo esto solo se trató de un arrebato y no darle chance a mi mente que me está queriendo decir que ellos me han descartado como si fuera una falla, una basura.

Me hago un té de manzanilla, para relajarme un poco.

Por alguna razón me siento totalmente fuera de lugar, como si hubiese entrado a la casa de un vecino a escondidas y comenzará a utilizar sus cosas, lo gracioso o interesante, es que está es la casa en la que he vivido gran parte de mi vida, he llorado, sonreído y crecido aquí.

—¿Qué se supone que estás haciendo tú aquí? —su voz, tan severa como la recuerdo, me encuentro de espaldas a él. pero podría jurar que me está mirando con su rostro serio y sus ojos juzgadores … como siempre.

—Padre. —murmuro. —He estado detenida, me han liberado hoy y regrese.

Intento fingir demencia sobre la razón por la que he sido detenida, y sobre que se perfectamente que en está casa ya no queda más nada mío.

—Lárgate de aquí, eres la desgracia de nuestra familia ¿no te cansas de siempre querer estar arruinando todo? llevábamos días en paz, sin saber nada de tí, y ahora vienes a terminar con eso, vete antes que vengan tú madre y hermana.

—¿Me tratarás así luego de que por su razón esté siendo acusada de estafa? Al menos hablame bien. —comienzo a responderle, cansada de sus palabras. —Sabes, me sentaré aquí a esperar que ellas lleguen, a ver si los tres son capaces de verme a la cara, luego de que arruinaran mi vida, o bueno eso es lo que creen, y de seguro por eso están tan tranquilos y felices. —sonrió para acercarme a él. —Pero que lastima, tú tormento está de regreso y con varias sorpresas, que aún no les contaré, solo les dire, que ya me canse y me aburrí de ser su tierno corderito, ya me patearon suficiente en el suelo, ahora es mi turno de patear. —me siento en el sillón cruzada de piernas, mientras sigo tomando mi té muy tranquila.

Mi padre sale apurado de su sala.

Si ellos ya no me tienen en cuenta en su vida, más que para su blanco, de nada me sirve seguir arrastrándome por ellos, yo perdí a mis padres hace años, ahora les toca a ellos perder a su cordero.

Quiero que ellos me vean fuerte, poderosa, aún cuando por dentro me siento rota, porque después de todo ellos siempre han sido mi familia, por más que ahora Nickolas me incorpore a su familia, el lugar donde naces es como tú primer hogar.

Minuto a minuto mi valentía iba desapareciendo, porque lo complicado no era enfrentar a mi padre, sino a mi madre y hermana.

Mi padre la mayoría de veces solo era un espectador.

—¿Pero que se supone que hace ella aquí? Sal de mi casa criminal. —mi hermana llega y enseguida me toma del brazo arrastrándome sobre los pisos encerados. —No quiero a una delincuente como tú en mi casa. 

—¿Delincuente como yo? —Me suelto de su agarre. —Fui detenida por tu culpa, sabes bien que yo no tengo nada que ver con sobregiro de tarjetas, ni cuentas bancarias, ni nada de eso.

—¿Y que tiene que ver eso conmigo? A mí no me han venido a detener por eso, sino a tí.

—Tu me pasaste hace unos días unos documentos que firmar, no te hagas la idiota.

Ella me sonríe con inocencia.

—¿Es que acaso no te han enseñado a no firmar sin leer? Pero que tonta eres.

—Eres mi hermana ¿crees que yo hubiera esperado una traición así de ti?

—Deberías tomarlo como una lección de vida querida hermana, uno siempre debe estar alerta y esperar la mordida de cualquier lado, tú te lo dabas de muy inteligente a la hora de querer decirle a todo el mundo que tú eres diferente a nosotros, como si fueras superior, cuando en realidad no eres más que una idiota, que ahora deberá aprender a defenderse sola, porque aquí no te queremos.

Me toma por el brazo y me saca de la casa, cerrando la puerta en mi cara.

Me siento como anestesiada a mi realidad, estoy presente y la vivo, pero no la siento.

Camino por las calles sin mucha idea de lo que estoy haciendo, solo sé que no tengo un lugar donde llegar y por más que podría llamar a Nickolas, ya soy suficiente carga para él, me ha sacado de prisión, tomó mi proceso judicial, me ha llevado hasta su casa, como para que ahora lo llame en medio de la noche.

Pienso en Aranza, pero al ver la hora son pasada la medianoche, ya está durmiendo y me queda del otro lado de la ciudad su casa y no tengo ni para un taxi.

Sentada en una banca recuerdo sus palabras.

Él me ofreció su familia como mi apoyo, y eso es lo que necesito ahora mismo, una verdadera familia que me cobije y me de ese calor que no he recibido de la que se supone que deberían dármelo.

Marco su número y llamo, no tarda nada en responder.

—Voy en camino. —dice. —Llevo esperando horas tu llamada, por un minuto dude de que no entenderías lo que dije sobre llamarme si algo ocurría.

—Me han echado. —murmuró. —Ellos ni siquiera esperaban que yo regresará con ellos.

—Nadie espera que uno vuelva dónde no es feliz.

—Ellos eran lo único que yo tenía, ¿Que se supone que debía hacer?

—Quedarte conmigo, porque ahora me tienes a mi … y a mi familia, nosotros somos y seremos tú única familia. —hace una pausa. —No les des el gusto de pensar que ellos te han echado, cuando eres tú quien los abandona, para comenzar tu nueva vida siendo una Thobers.

Amor por Conveniencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora