Capítulo 4

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Pov Samanan.

— Sam, me duele el estómago  volvió a decir Kornkamon llorando, yo me puse de cuclillas a su lado.

Será que vas a volverte a convertir en... — un sonido raro proveniente del estómago de Kornkamon, me interrumpió.  Ahhh, ya sé que es. Usted, señorita, tiene hambre  le dije sonriendo, sentí como un gran peso se me quitaba de encima. ¿Acaso ella me importa? No, debe ser porque si muere, yo seré la principal sospechosa, sí, eso es.  Voy a prepararte algo para que comas — me puse de pie, cuando iba a caminar a la cocina, ella me tomó de la mano.

— No te vayas, no me dejes  pidió con la voz aniñada.

— Voy a la cocina a prepararte algo, no tardo intenté zafarme, ella se levantó, sin soltarme la mano.  Bien, vamos  rodé los ojos.

Ambas llegamos a la cocina, la guie hasta el comedor y la obligué a sentarse, mientras yo cocinaba.

 Eres mala, si no hubiese sido por ese chico, ni sabría tu nombre, Sam — reprochó Kornkamon con una mueca en la cara.

Sí, perdón, pero cuando tu muñeca cobra vida, presentarte es lo último que pasa por tu mente  levanté los hombros.

— Qué lindo que dices "mi muñeca"  la castaña sonrió, mientras prensaba su lengua con sus dientes. 

Muñeca o lo que sea, la condenada es muy adorable. Bueno, solo cuando no quiere abusar de mí.

— Coqueta  rodé los ojos. Le serví un plato con arroz, huevo revuelto, tocino y jugo de naranja.

¿Qué hago con esto?  me preguntó, confundida.

— Lo tienes que comer, te voy a mostrar una vez, para que lo hagas  tomé la cuchara y con ella agarré un poco de arroz con huevo y se lo llevé a la boca.  Abre  ordené. Ella, sin objetar, abrió la boca y masticó con miedo el bocado, solo espero que no le haga daño.

— Mmm, qué rico es  habló con la boca llena. Corté un trozo de tocino y volví a acercárselo.  Mmm  sus gemidos eran excitantes, ¡no! ¡Samanan no! Me regañé, si seguía así, iba a levantar otra carpa entre mis piernas.

— ¿Ves que fácil es?, ahora bebe un poco de jugo  le acerqué el vaso a los labios, esperando a que bebiera. Al principio, le costaba tanto que un poco de jugo salió de su boca y se manchó un poco su camisa. Luego de dos minutos, ella había terminado de comer.

— Aún me duele, quiero más  Kornkamon hizo un puchero.

— Ya te sirvo  le sonreí y agarré el plato, esperaba que quisiera más, porque estaba rico y no por hambre.

Le serví dos platos más aparte de ese, con el pasar de los minutos y verla a ella comer a gusto, a mí también me dio hambre, pero como la castaña se había comido todo lo que había preparado, me tocó hacer más comida. Comida que Kornkamon me pidió que le diera, así que, bocado que comía, bocado que le daba, cuando terminamos, yo aún seguía con hambre.

Así que, me levanté e hice pan tostado y le unté jalea, sentí cómo unos brazos rodeaban mi cintura y un pequeño beso era depositado en mi cuello.

— Estaba delicioso, ¿Todo lo haces así de rico? —  me preguntó a susurros en el cuello, sentí mi piel erizarse.

— No... No sé —  dije tartamudeando. Volvió a depositar otro beso en mi cuello y deslizó sus manos por mis brazos hasta llegar al pan con jalea, lo agarró de mi mano y se lo llevó a la boca, vi cómo probaba el pan con su lengua, "¡piensa en leones, piensa en leones!" pensé, pero rápidamente venían a mis pensamientos los leones apareándose. Le dio un mordisco, prácticamente encima de mi hombro, estaba tan cerca de su boca, que si me acercaba tres centímetros más, podría besarla.

— ¿Vas a prepararme todos los días el desayuno? —  se saboreó los labios, mientras miraba fijamente los míos. Nuestros labios quedaron a dos centímetros, yo asentí eufóricamente, ella sonrió lentamente. —  Me dolía el estómago e hiciste que se me quitara, satisficiste mi estómago, ahora me duele ahí abajo, ¿Puedes satisfacerme ahí? se acercó, lamiendo un poco la comisura de mis labios.

Juuuu —  se me escapó un suspiro entrecortado. Sin importarme nada, quité el pan de su mano, me di la vuelta, quedando de frente a ella, la agarré por su cuello y la besé. Kornkamon rápidamente correspondió el beso.

Su cuerpo se pegó más al mío y sus manos se cerraron en mi cintura, me sentía en una especie de burbuja lujuriosa, donde solo pensaba en arrancarle la ropa y hacerle el amor ahí mismo.

Nuestro beso subió rápidamente de tono, sus manos levantaron mi camisa y tocó la piel expuesta. Me sentía completamente encendida, me agaché y la tomé de los muslos para sentarla en el pantry. Le abrí un poco las piernas y me posicioné en el medio, ella las cerró alrededor de mi cintura, reteniéndome ahí. Sentí sus manos bajar a mi entrepierna y tocar mi miembro por encima del bóxer, un suspiro saliendo de mis labios. Me separé un poco de ella, aunque todavía me tenía retenida de la cintura.

Sí, sí, te haré comida todos los días me aclaré la garganta, Kornkamon tenía las pupilas dilatadas, los labios rojos y gruesos. Yo debo estar igual. — Me saliste rápida —  tuve que reír, para que quitara la cara de querer matarme por haber parado, le di un pequeño toque a su nariz y descrucé sus piernas de mi espalda, alejándome un metro de ella. — Quédate aquí, iré a tomar un baño — salí corriendo a mi cuarto. Me pegué a la puerta y empecé a respirar violentamente.

Me quité toda mi pijama y me metí al baño, tenía el miembro erecto, quería acariciarme, pero sabía que no podía tardar mucho porque Kornkamon podría incendiarme la casa. Digo, si ella fuese millonaria, se lo permito, pero no lo es, por ende tenía que bañarme con agua helada.

Cinco minutos después estaba lavándome el cabello, cuando sentí unas manos recorrerme el cuerpo. A los pocos segundos, las sentí en mi miembro.

No puede ser, ya cuando lo tenía casi dormido.

— Kornkamon, quita tus manos de ahí intenté quitarme la espuma de los ojos.

— No sé por qué paraste allá abajo, yo no quería parar murmuró ella, empezando a masturbarme.

¡Maldita sea!

𝐒𝐞𝐱 𝐃𝐨𝐥𝐥 [ +𝟏𝟖 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora