𝐒𝐞𝐱 𝐃𝐨𝐥𝐥 [ +𝟏𝟖 ]

Epílogo

7 años después

Pov Samanan

— Mami, ¿Cómo conociste a mamá? — preguntó mi pequeña Yha, mientras estaba sentada en mi regazo.

— Amor, te he contado la historia como mil veces — me reí, mi pequeña hizo un puchero igual al de su madre, es tan parecida a Mon que asusta. Yha fue concebida en nuestra primera vez, al principio tenía miedo por mis suegros, pero la verdad nos apoyaron mucho. Kirk fue otro que se sintió muy contento porque iba a ser tío, quien sí lo tomó mal fue Nita, pero ella no hizo nada para interferir en mi relación, en lugar de eso se fue a Inglaterra y volvió dos años después con un Inglés, pero creo que no sabe que yo sí conocía sus sentimientos por mí.

— Porfa, mami — dijo mi niña grande de 6 años.

— Está bien, te contaré la historia otra vez — le hice cosquillas, ella se revolvió en mis brazos, riendo, Kornkamon y yo decidimos no decir cómo nos conocimos, cambiamos por completo la historia. Además, ¿Quién nos creería que nos conocimos en un sueño? Probablemente, Mon y yo estuviésemos en un psiquiátrico. Y, no quiero contar otra vez la historia, porque siempre le cambio algo, de tantas veces que la he dicho es para que me la conociera de atrás para adelante, pero no, nunca me la aprendo.

— Todo empezó en invierno, tu mamá y yo íbamos cruzando la calle en dirección contraria y se le cayó su tablet — empecé a contar.

— Mamá — interrumpió mi pequeña, rodando los ojos. — No me quieras engañar, fue en verano que se conocieron y no fue la tablet, fue su celular — se rio.

— ¿Ves que sí te la sabes? — le piqué las costillas.

— Ya, mami, ya, para — decía en carcajadas limpias mi pequeña.

— Samanan Anantrakul, ¿Qué le haces a mi hija? — preguntó Mon, bajando las gradas con mi pequeño Bon que venía muy guapo.

— Primero que nada, soy Samanan Anantrakul de Phetpailin, segundo, mi hija merecía las cosquillas y, por último, ¿A dónde va mi hermoso cumpleañero? — agarré a Bon para besar sus mejillas, él reía a más no poder, no toda la vida se cumple 1 año.

— Mami, vamos a su fiesta en casa de mis abuelitos — mi pequeña negó con la cabeza.

— Es verdad — suspiré y Mon me pegó un manotazo. — ¿Qué? Tu padre ahora me odia porque mi hijo no se llama como él, como piensa que mi Bon es igualito a él, pero no, mi niño se parece a mí, con tus ojos, pero se parece a mí — dije segura y Mon sonrió.

— Se parece a ti — me besó en los labios.

— Guácala — se quejó la pequeña.

— Sí, guácala, los besos son feos, más si te lo dan los niños, te pasan los piojos — miré a mi hija y ella hizo una mueca.

— No estés de celosa, Sam — Mon se rio. — Y Bon también se parece a mi papá — yo me puse seria.

— Como sea, vámonos — rodé los ojos, agarrando con mi mano libre una de Yha para que Mon cerrara la puerta.

Puse a mi campeón en el asiento para niños y a mi pequeña le puse el cinturón de seguridad, le abrí la puerta a Mon y yo me monté en el asiento del piloto, la casa Phetpailin se encontraba como a media hora de la mía.

En el viaje íbamos cantando todo tipo de canciones, digo todo tipo porque iban en aleatorio. Desde la música de mi princesita y de mi campeón, la música de Mon y la mía, que es diferente, muy diferente.