Epílogo

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Movía su dedo contra la puerta del auto esperando que tocará su turno para poder pasar y llegar rápido a su hogar.

Tenía hambre y quería quitarse los molestos zapatos.  Pero en busca de un tema de conversación se le había llegado una idea.

Tal vez deberian empezar a tener un jardín juntos, de esos a el cual cuidar todos los días y pasar tiempo juntos mientras lo hacían.

—He pensado en—Y no pudo terminar cuando escucho el sonido de un choque y luego un impacto.

Un fuerte golpe y algunos vidrios clavándose en él.

Y luego todo negro.

Esos fueron sus recuerdos antes de quedar inconciente. Ya no verían la película en francés¿Verdad?

Cuando volvió en si abrió los ojos lentamente. No entendía lo que que pasaba. Su mente no podía procesar lo que acababa de pasar.

Pero cuando sus ojos se empezaron a abrirse poco a poco noto que era de noche, viendo hacía el cielo oscuro.

No había estrellas...

No habían estrellas porque estaban en un ciudad y la contaminación lumínica no se le permitía ver

Recordó lo que Fyodor le había dicho durante una noche de campamento.

Fyodor...

Su esposo...

Se sobresalto de inmediato y escucho decir que había despertado.

—Todo estaré bien—Dijo un paramédico.

Estaba siendo transportado en una camilla hacía, si no se equivocaba, una ambulancia.

Todo su cuerpo dolía a horrores ¿El auto había chocado? ¿En donde estaba Fyodor? ¿El choque había sido por su lado a el de Fyodor?¿Cómo estaba su esposo?

Cerro de nuevo los ojos sin entender. Tenia tanto sueño... Hace algún tiempo que no sentía tanto sueño. Pero no era lo mismo si no estaba en una cama con el peli-negro abrazándolo con cariño y oculto dentro de las sábanas.

Sería tan lindo...

Las luces apagadas, con el gato a sus pies. Sus cuerpos cerca del otro abrazados con cariño mientras decían las cosas que pasaban por su mente.

—Ya nos estamos volviendo viejos—Comento el castaño mientras veía hacía la pared, hacía el cuadro que había echo de su esposo con colores morados. Amaba ese cuadro.

—Osamu, no hemos llegado siquiera a los treinta—Contesto y acaricio el cabello del Omega—En unos años vuelves a repetir eso y diré que no hemos llegado a los sesenta—Rio un poco y volteó hacia el menor.

—Ya me siento viejo, es todo—Suspiro y copio la acción del contrario, quedando frente a frente nuevamente, como siempre que iban a decirse algo divertido o lindo—¿Pero te digo algo?

—¿Que deseas decirme?—Pregunto con una pequeña sonrisa.

—Nuestro hijo ya tiene diez años—Contesto y cerro los ojos—Increiblemente ya tiene esa edad¿Cómo pasa el tiempo, verdad?

—Hace unos días estaba pensando en eso—Confeso y suspiro—Lo extrañare dentro de unos años.

—¿Apesar de que interrumpía nuestros momentos románticos?¿Que te destrozó la cocina en busca de comida durante tu primer celo en tu departamento?¿Apesar de que tienes cicatrices por jugar con él?

Empezó a reír y dirgio la mirada a el castaño—Claro que lo quiero apesar de eso—Contesto con una sonrisa—¿Pero ahora yo te digo algo?

—¿Que podría ser?—Pregunto y recostó su frente en la de Fyodor con cariño.

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