Capítulo 6.

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Spezzare la tentazione.

April.

Mi turno en el club por fin termina a las seis de la mañana, termino de subir los últimos taburetes sobre la barra y para mi mala suerte hoy me tocó turno con Anya que me ve con una cara de odio y a decir verdad, me vale mierda.

Paso al camerino y me quito el diminuto uniforme para sustituirlo por mi vestimenta. Salgo a la acera del club y la fila de camionetas me indica que Damien ya se va también.

Trato de encontrar un taxi al rededor, pero no hay señal de ninguno. Me harto de estar de pie con las botas y acabo por sentarme en un banco que está en la acera a esperar que alguno se digne a aparecer.

El tiempo avanza y llegan las siete de la mañana sin señal de un puto taxi. ¡Ni que fuesen inexistentes, joder!

Las camionetas de Damien empiezan a desplazarse y ruedo los ojos ante el recuerdo de lo que ocurrió hace horas. Me pongo de pie y empiezo a caminar tratando de encontrar un taxi, pero una de las camionetas se me atraviesa.

La ventanilla baja y el rostro impoluto de Veneno me ve, es tan difícil de leer que no sé si está de humor, cabreado o qué demonios.

—¿Qué quiere?

—¿Por qué aún no te has ido?

—No es su problema.

—Tienes razón. —Veo la ventanilla volver a subirse, pero entonces lo veo como una oportunidad.

—¡Espere!

Las pupilas de sus ojos se dilatan al presionar el botón nuevamente para bajarla.

—No encuentro un taxi, al parecer todos decidieron tomarse la mañana libre.

—Sube. —Dice como si fuese una maldita orden.

—No.

—Sube o vete a la hora que un taxi se digne a aparecer, que no creo que sea en un largo tiempo. —Asegura.

De mala gana me subo y se rueda en el asiento hasta dejar un espacio entre ambos. Guardo silencio y su perfume me abunda enviando flashbacks de ese maldito beso. Cierro los ojos tratando de centrar mi mente, pero el sonido de su teléfono me deja atenta.

—No voy a adelantar ninguna reunión, mi tiempo es limitado. —Le habla autoritario a la persona al otro lado de la línea—. Si quiere adelantar la reunión que ponga sobre la mesa los beneficios que me traerá que se reúna conmigo y deje el puto rodeo.

Apenas escucho lo que dice la otra persona, solo pequeñas palabras: reunión, droga, creación, Oksana Zmeya.

El vacío gélido me surca el estómago de solo escuchar su nombre. Mantengo mis ojos cerrados y descanso la cabeza en el asiento prestando más atención que nunca.

—¿Y para qué tanta maldita urgencia?

Sigo escuchando apenas palabras salteadas.

—Bien. Dile que la veo el domingo en mi club, si no está ahí a las once de la noche, que se largue a Rusia y se olvide de una posible alianza.

¿Alianza? No. Por nada del mundo puedo dejar que ellos dos se alien.

Guardo silencio observando su rostro e inconscientemente mis ojos bajan al tatuaje en su cuello. ¿Cómo carajos no relacioné eso antes? Solo los de las familias importantes de su clan lo llevan.

Para ellos la serpiente es poder, para la bratva significa traición. Nuestras mafias no eran enemigas, pero tampoco aliadas y no entiendo que carajos quiere Oksana en buscar una alianza con él. Una guerra entre Rusos y pakistaníes contra la mafia de Italia sería más fuerte que una tercera guerra mundial.

Tentación veneno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora