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Minho corrió a su primo, tomándolo por los brazos en un intento de alzar su rostro para poder cerciorarse que se encontraba bien.

—Kento, ¡Kento! —lo llamó incesantemente, pero el mayor podía apenas oír la voz de su primo y sentir la forma en la que este lo sacudía de un lado para otro para que reaccionara—. Kento, por favor, mírame. —rogó, mirando angustiado a su primo.

Cuando lo notó respirar un poco más tranquilo, se giró a ver al grupo de gente en la que ya no podía confiar. Se levantó bruscamente y miró a Hyunjin.

—¿Qué le hicieron? —preguntó, bajando su vista a Jisung, que estaba en el suelo, agarrando su pecho con una mano y con la otra intentando sostener su peso—. ¿Qué pasó? —insistió, mirando como el peliazul lo miraba de una manera agónica.

Chan dudó. Era claro para él que no le correspondía contar la historia de Jisung, pero podía ver que Minho estaba por perder los estribos, y ni siquiera el ver al alien en el suelo, con lágrimas en su rostro iba a ser capaz de preocuparle, no más que su primo.

—¡¿Qué mierda le hicieron a Kento?! —gritó, acercándose a Hyunjin y tomándolo por el cuello.

Hyunjin lo miró estoico antes de tomar las manos del humano y retirarlas de su cuerpo con fuerza.

—Quita tus asquerosas manos de mí. —le advirtió.

Minho jadeó, sintiendo un dolor extenderse en sus muñecas.

—¿Q-qué le hicieron? —volvió a preguntar—. ¿Por qué mi primo está así?

Jisung se las arregló para levantarse, mirando al humano al que amaba.

Jamás en su vida pensó que Hyunjin tomaría a su primo para llevarlo en un maldito viaje en sus recuerdos; al recuerdo más doloroso y contra el que luchaba por olvidar. Se sentía vulnerado, expuesto, y no le gustaba la idea de eso.

Le dolía tanto el corazón, de una forma que jamás creyó posible. Y le dolía más que Minho estuviera gritándoles, cuando él se encontraba en el mismo estado que su primo. Lo miró, sintiendo como pedazo a pedazo su corazón se iba desmoronando. ¿Qué era eso que sentía de todas formas?

Suspiró.

—L-lo... lo siento —se las arregló para murmurar a duras penas.

Minho lo miró con el ceño fruncido.

—¿Lo sientes? —inquirió—. si realmente lo sienten, van a irse de aquí ahora mismo. —los miró a todos.

—Minho, por favor, no actúes desde la rabia —le pidió Chan, pudiendo presentir en qué desembocaría todo, era tan fácil para él leer al alien de cabellos azules, lo conocía hace bastante tiempo después de todo. Se acercó a su amigo, pero notó al instante que ya no tenía derecho para siquiera tocarlo. Su mejor amigo ahora lo miraba con desconfianza—. Tienes que calmarte.

—¡¿Que me calme?!, ¡¿QUE ME CALME?! —soltó una risa sin gracia—. Mira como dejaron a mi primo, Christopher. ¿De verdad me puedes pedir eso? ¡Míralo! —lo señaló.

Kento, que parecía haberse recuperado, parecía ido. Perdido en algún rincón de su mente, intentando ignorar todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

Alzó la vista lentamente y solo lo suficiente para poder observar al peliazul, y, por primera vez desde que lo conocía, sintió lástima por él. Conocía el carácter de su primo, y ahora que sabía lo que había pasado realmente, estaba tan malditamente seguro que Lee Minho no dejaría pasar esa información, ni siquiera a Chan, que asumía que sabía también la verdadera historia de los padres de su primo. Se estremeció, llamando la atención de Minho de inmediato.

𝚟𝚘𝚢𝚊𝚐𝚎𝚛 || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora