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Cuando Minho abrió los ojos solo pudo ver la oscuridad. Lograba oír afuera el repiqueteo de las llamas, y uno que otro búho.

El sueño había sido por lo demás, reparador. Sin embargo, no podía dejar de sentirse inquieto, y el nudo en su estómago no lo había abandonado ni un solo segundo.

Soltó un suspiro al recordar lo que había sucedido. Estaba molesto, sí, demasiado, sabía que lo que había ocurrido con sus padres no era su culpa, ni la del alien. Pero aún así, estaba seguro que le tomaría un buen tiempo que su mente hiciera las paces con su corazón para poder encontrar en él perdonarlo.

Sin más, se levantó y salió de la carpa, frunciendo el ceño al encontrarse totalmente solo. ¿Dónde estaban todos? Caminó hasta la fogata, que había sido totalmente consumida y ahora solo quedaban cenizas ardiendo levemente. Un poco más allá logró divisar un trozo de papel siendo sostenido por una piedra.

Se acercó y lo leyó, con el ceño aún fruncido.

"Salimos a recorrer, creo que necesitas descansar, tanto como Jisung necesita poder tranquilizarse.

Volveremos pronto

BC"

—Vaya, qué medieval. —murmuró, rodando los ojos, porque perfectamente podrían haberle dejado un mensaje por el celular. Arrugó el papel y lo tiró a las brasas, perdiéndose en la imagen de este consumiéndose tan rápidamente que ni siquiera le dio tiempo de pensar en nada.

¿Qué se suponía que debía hacer de todas formas?

Jisung siempre supo sobre su pasado, pero jamás le contó, jamás tuvo las bolas necesarias para...

Pero él tampoco las hubiera tenido, estando en su lugar. Si la situación hubiera sido al revés, ¿Hubiera podido hacerlo? En su estado, no dejaba de insistir en que sí, que lo haría, porque sabía lo que era vivir con dudas, sabía el dolor que había sentido, y, joder, sabía que le había roto el corazón. Por lo mismo, y para evitar eso, lo habría hecho.

Sin embargo, sabía que su corazón se lo hubiera impedido, porque era alguien que realmente le importaba, era alguien a quien nunca querría ver sufrir, y esa verdad lo habría hecho sufrir.

—Pero de todas formas lo hubiera hecho —susurró, porque era inevitable dañar a los demás. Soltó un bufido y se levantó, encaminandose al lugar donde previamente había conocido la verdad—. Esto es una mierda.

Se recostó, observando el esplendor de esa noche. Las estrellas brillaban con tanta fuerza, que no podía decidir en cuál fijarse.

Su padre le había hablado tantas veces de las estrellas, de forma científica, pero también le había conversado sobre la mitología, y cómo las estrellas eran usadas para poder guiarse, o incluso predecir cosas. Muchas veces le había contado que el ser humano era capaz de hablar con ellas, y que ellas podían comunicarse con nosotros, pero no hablando, no verbalmente, y eso era algo que siempre encontró demasiado irreal.

Pero vamos, que ahora que conocía a un par de aliens, no descartaba la posibilidad. Ya ni siquiera le parecía absurdo.

Tomó aire, concentrándose en una.

—Uh, ¿Hola? —saludó—. No sé si puedes escucharme, o si me vayas a responder —anunció, frunciendo un poco el ceño—. De hecho probablemente me esté volviendo loco por hablarte —rió suave—. Pero supongo... supongo que necesito a alguien.

Observó con detenimiento la estrella, que titilaba sin cesar. ¿Acaso era esa la forma de comunicarse de la que hablaba su padre?

—Sabes, perdí a mis padres hace años, pero hasta hoy nunca supe las razones —murmuró—, quizá ni siquiera te interese mi historia, pero es doloroso —sintió el nudo formándose en su garganta—. Es... es como si me hubiera arrancado una parte del corazón y, de un momento a otro, me lo devuelvan roto, muerto —susurró—. Supongo que no lo entenderías, ustedes... ustedes no tienen un corazón, ¿O sí? —preguntó, viendo a la estrella titilar.

𝚟𝚘𝚢𝚊𝚐𝚎𝚛 || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora