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Deadspoetssociety— American blood
—Se ven tan felices— dijo Yekaterina inclinándose sobre el hombro de su madre para ver la pantalla del ordenador. Había un mosaico de fotografías desplegadas—. Y mira el bronceado que Dylan está tomando. Ahora siento envidia— la joven mujer se enderezó girando hacia los demás —. Jude, mi cumpleaños está cerca. ¿Me regalas un viaje a Grecia también?
—Que te lo regale tu novio. Se supone que es un gran abogado ¿no?
Yekaterina rodó los ojos sin perder su sonrisa volviendo a prestar atención a al ordenador. Ella, Yelena y Lina, la esposa de Maks, empezaron a charlar, soltando risitas cómplices como un puñado de colegialas. Jude no veía por qué tanto escándalo. Ver las fotos de los recién casados mientras estaban de luna de miel no era la gran cosa. Para él no lo era.
Evgeny y Dylan se habían casado luego de seis meses de compromiso. Fue una boda bastante más pequeña de lo que Jude había esperado, pero no por eso menos elegante. Dylan estuvo radiante en su vestido, aunque era bastante recatado. Pero una mujer como ella no necesitaba de tanta parafernalia para lucir bien.
La recepción se había llevado a cabo en un hotel. Parte de la familia vino de Rusia emocionados por el acontecimiento. Quizá muchos de esos rusos estaban aliviados al saber que Evgeny se estaba casando con una mujer y que no tenían por qué preocuparse de que algún día los haría pasar vergüenza al involucrarse con un hombre. Eran un montón de idiotas hipócritas.
Aunque Jude tampoco tenía derecho a criticarlos por ello, no cuando el mismo deseo que Dylan tropezara en su camino al altar. Mezquino e injusto, también muy infantil, pero no iba a disculparse por ello. Dylan no le agradaba porque era una entrometida, siempre tratando de hacerlo perder la calma y luego sonriendo como si nada. En verdad no era el tipo de persona que imaginó para Evgeny.
Tampoco es que haya pensado mucho en eso. Pero dada la personalidad tan amigable del ruso, creyó que si un día se casaba, sería con una mujer, o un hombre, de carácter suave y dulce. Parecía lo más acertado. Pero Dylan era...daba igual. No era asunto suyo juzgar la compatibilidad de la pareja. Además ya se habían casado.
—Mírenlo como frunce el ceño. Me pregunto si algún día aceptará que está celoso por saber que Evgeny está muy feliz en su luna de miel.
La voz de Maks atravesó la neblina de sus pensamientos. El mayor de los hermanos Rylov estaba sentado en el otro extremo de la sala, junto a Nikolai. El tipo parecía tan complacido consigo mismo por aquel comentario, esperando que eso enojara a Jude. Y en un buen día le hubiera respondido con algo afilado solo para sacarlo de quicio y demostrar que era mejor si no se mentía con él.
