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The Struts —Body Talks
Quería reírse, en verdad quería hacerlo, pero estaba tan enojado que lo único que pudo hacer fue entrar en el apartamento detrás de los hambres que lo acompañaban y hacer todo lo posible para no azotar la puta puerta. ¡Es que era inaceptable! Todo lo que podía salir mal esa noche, lo hizo. Y ahora había que hacer control de daños, como siempre.
Empezando por Jude y su temperamento de mierda que en aquel momento estaba desbordándose como la lava de un volcán. Y si no hacía algo, habría consecuencias graves.
—Seong-Jin, ve a tu habitación — dijo al nada más estar en el interior.
El chico se detuvo dándole una mirada indecisa y preocupada para luego volverse hacía Jude. Podía sentir sus impulsos de ir directo a él para tratar de calmarlo, pero esta vez podía no ser suficiente esa rara magia que tenía para lograr llegar a él y hacerlo entrar en razón. Lo último que Evgeny quería era que Jude terminara desquitándose con quien no tenía la culpa.
No tuvo la oportunidad de hacer o decir nada más antes de que Jude fuera directo a tomar una de las lámparas en el pequeño salón cerca de la entrada. La pobre cosa salió volando y se estrelló contra la pared. A la lámpara le siguió un jarrón, un cuenco decorativo de cristal, los cojines y luego...una de las putas mesas.
Esto era lo que pasaba cuando Jude dejaba que la frustración el enojo y cualquier otro sentimiento con el que no quisiera lidiar, se asentara en el fondo. Era como agitar una lata de soda y luego abrirla sin previo aviso. Se creaba un desastre. Y esta vez, todo apuntaba a que Jude había estado acumulando demasiado. Tanto como para terminar explotando de manera espectacular.
—Jude...— la voz de Seong-Jin sonó insegura. Debía ser todo un shock para él ver ese despliegue de emociones tan caótico. Estaba acostumbrado al Jude contenido, el sarcástico , pero más civilizado.
El Jude que rompía cosas, que maldecía entre gruñidos con la expresión crispada y los ojos llenos de una importancia salvaje, era impactante de presenciar. Daba la sensación de irrealidad, miedo y preocupación con la que no todos podían lidiar. Incluso Evgeny que lo había visto perdiendo la calma un par de veces, no sabía que hacer. Porque esto era diferente, era más crudo; esta vez Jude parecía tan fuera de si que resultaba inquietante más allá de las palabras.
—Es suficiente, Jude. Romper cosas no hará nada para solucionar lo que pasó.
Él no se giró, se quedó de espaldas en medio de la sala, sobre los restos de la mesita que había estado entre los sillones. Su respiración era un caos, sus jadeos audibles con cada inhalación y exhalación. Su cabello se había humedecido a causa del sudor.
