XI

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[Fleury]


Desde que era una niña, mis madres fueron muy estrictas conmigo, siempre quisieron lo mejor para mí, a pesar de ser noblezas del estrato dos, siempre se esforzaron para darme todo lo que necesitaba para que me desarrollara como una nobleza fuerte y poder subir de estrato. Es por ello por lo que para mí los fallos no existen, todo debe ser perfecto, se los debo a ellas, quienes me brindaron un techo, una vida estable, me dieron todo lo que tuvieron a su alcance a pesar de no ser su hija biológica.

No tengo un recuerdo de mis verdaderos padres, lo único que sé es que estos murieron cuando yo apenas era una bebé, desconozco el motivo de sus decesos y no creo que me importe, no puedo crear un lazo emocional con unas personas a quienes jamás conocí, estoy agradecida porque me trajeran a este mundo, pero es lo único que puedo decir acerca de ellos, del resto, mi eterna gratitud será para mis madres.

No me he puesto en la tarea de buscarlas en el público que ha venido a presenciar nuestros combates, mi vista no se ha despegado de Yaro, sus ojos plateados me sostienen la mirada, puedo ver en ellos una ira contenida, estoy segura a que no ha superado que lo haya vencido aquella vez en la clase del profesor Ronak. Él fue quien se buscó esa golpiza, más que por cerrarle esa boca parlanchina y asquerosa, lo hice para defenderla a ella, a esa nobleza cuyo linaje es repudiado por mi reino.

En mi convicción por siempre hacer lo correcto y conseguir la perfección, siempre estuvo seguir los ideales de las familias reales de Borderthland, cada ley, cada orden, cumplir y aplicar todo sin titubear, por eso, desde que la vi aquella vez subiéndose al carruaje, con su cabello bicolor y sus iris con ambas tonalidades, la repudié al instante, si mi reino lo hace, yo también debo hacerlo.

O debía.

El simple hecho de escucharla hablar me sacaba de quicio, aún lo hace, pero ya por otros motivos, no por los iniciales. A medida que fui conviviendo con ella durante la incursión, por primera vez a lo largo de mi vida, me di cuenta de que estaba cometiendo un error, que mi reino estaba equivocado, repudian a una nobleza quien no tuvo elección en su destino y lo que es peor, reniegan a una nobleza por el simple hecho de que pueda ser más poderosa que ellos al controlar dos elementos...le tienen miedo y eso me avergüenza de mi reino, de todos aquellos que la repudian por el simple hecho de existir.

Me costó mucho apoyarla al inicio, pero cuando la vi luchar, aferrarse a la vida en todo los momentos en los que estuvo al borde la muerte, me hizo admirarla, ya que me di cuenta que no fue solo por estar en la extracción, su deseo de aferrarse a la vida ha estado presenté desde el momento en que dio su primer respiro, desde que los dioses dictaron para ella un destino cruel, lleno de humillaciones y maltratos, de solo pensar que ha sobrevivido a todo ello, me hace admirarla, es por ello que ahora uno de mi nuevos objetivos es protegerla, contribuir en que sus ideales sean llevados a cabo y lo más importante, ayudarla a limpiar su nombre, de esa calumnia que le han adjudicado seis reinos de Midgadriel, incluyendo el mío, no permitiremos que la sigan lastimando, porque sé que yo no soy la única que se ha dado cuenta de ello.

Ya los demás aspirantes al torneo se han bajado de la plataforma, la cual reconozco al instante, me leí todos los archivos públicos que contienen la información de algunas de las infraestructuras que conforman a Brandryliax —por supuesto que hay más documentos, pero están bloqueados por la esfera de la erudición, hay lugares de esta academia que no pueden ser revelados a los estudiantes—. El anfiteatro de Gongalt fue restaurado y acondicionado a lo largo de los años, y una de sus grandes renovaciones fue incluir la plataforma del destino, un objeto cuya finalidad es crear espacios al azar a través de la magia, puede que el área de combate sea en una planicie, o incluso a mar abierto, puede dejar en ventaja o desventaja a cualquier noble dependiendo de cuál sea su elección.

Linaje Bastardo (N.H #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora