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Agosto, 1932

Jeongin no conocía mucho las calles, normalmente era su mayordomo quien se encargaba de llevarlo en su lujoso y brillante ford negro al lugar que deseara ir mientras observaba tranquilo las páginas de su libro. Nunca había sido necesario aprender a moverse solo porque siempre había alguien que hacía las cosas por él y le acompañaba a todos lados, haciendo su vida extremadamente fácil.

 Era la primera vez que escapaba de su casa... Se preguntaba como lo tomaría su madre, la duquesa. ¿Habría algún escándalo en el periódico? Quizá debería volver... 

Su corazón retumbaba en sus oídos debido a los nervios puesto a que no sabía hacia donde tenía que ir, quizá fue algo tonto sencillamente lanzarse fuera de su mansión a esas horas de la noche. Había algo de neblina en las calles negras de asfalto, donde las farolas y la luna eran las únicas que iluminaban pequeños tramos de aquella oscura acera.

El omega mordió su labio nervioso y apretó sus ropas entre sus dedos, pensando si de verdad debía hacer esa locura... ¿Un omega completamente solo en las calles de Londres a esas horas de la noche? 

Respiro profundo, inflando su pecho y llenándose de una falsa confianza antes de avanzar por aquellas oscuras calles. En algún momento pensó que quizá debió mejor tomar un abrigo ya que su naricita en forma de botón se había enrojecido al igual que sus mejillas, gracias a la brisa helada de las calles.

— Bien Jeongin, has ido más de una vez a la casa de los Bang, solo recuerda el camino...— Se dijo así mismo, tratando de recordar el camino que alguna vez recorrió junto a Chris antes que se ocultara el sol. Eran las mismas calles, un poco más oscuras, pero las mismas calles...

¿Su madre se daría cuenta de su ausencia? Lo dudaba, cuando tenía visitas podía pasar horas solo sentada riendo mientras tomaba té en alguna de sus ostentosas tazas importadas de algún país muy lejano y que eran exclusivos para el uso de la realeza.

¿Quizá sus mayordomos? Tampoco tenía fe en eso, nadie le prestaba verdadera atención en aquella casa donde toda la atención siempre era para la hermosa omega de la corte real. 

Jeongin alguna vez se pregunto si así sería toda su vida, siempre viviendo a la sombra de su madre. Pensó que su mejor opción sería casarse con un alfa de casta pura que llamara la atención de los medios, hacer que su boda saliera en la primera plana del periódico y por fin que comenzaran a hablar de él y no de su madre.

Se detuvo a mitad de una calle, observando hacia atrás para percatarse que había andado mucho más de lo que esperaba. Su brillante mansión ya ni siquiera se percibía en la distancia aunque era una de las mas luminosas de la ciudad, con todos esos candelabros brillantes que colgaban cerca de cualquier ventana. Y las hermosas farolas del jardín iluminaban la calle principal.

Tragó saliva nervioso al notar como de momento los pocos autos que pasaban a su lado bajaban la velocidad y los conductores le observaban curiosos por el retrovisor. Su piel se erizó al caer en cuenta de la situación... 

Estaba solo. De noche, lejos de su hogar y protección.

Su corazón comenzó a latir frenético y su cuerpo se heló, dejándolo inmóvil a excepción de los temblores de sus manos. Su aroma comenzó a desestabilizarse mientras trataba de regular su respiración, su lobo se sentía angustiado mientras chillaba del terror y se hacía bolita temblando...

Sintió que comenzaría a llorar lleno de pánico, hasta que por fin lo vio. Aquella reja perfectamente pintada y con el jardín bien cuidado a diferencia de las desgastadas casas que le seguían. Era la acogedora casa de los Bang.

el extranjero ✦  chanlix omegaverse!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora