Miss Americana & The Heartbreak Prince [Charles Leclerc]

Chapter 1

El sol resplandecía sobre el Principado de Mónaco, bañando sus calles estrechas y curvas en un resplandor dorado, podía jurar que el calor se sentía desde el descenso del avión. Tomé mi celular y capturé una imagen de la costa para publicarla en Instagram, Ava siempre estaba al pendiente de que actualizara al mundo sobre lo que estaba haciendo, más aún cuando se trataba de algo tan importante como la gala benéfica de esta noche.

-Dios, ¿por qué nunca venimos antes aquí?-espetó Mia.-Es hermoso.

-Lo sé.-sonreí.-Debimos tener algunas vacaciones estilo Montecarlo.

Ambas sonreímos a través de la ventana del jet, que nos dejaría antes del mediodía en el aeropuerto. Tendríamos que almorzar y luego comenzar a arreglarnos para poder estar en el casino de Mónaco a las 8:00 pm, tal como Ava había anticipado desde el inicio del viaje.

-Muero de nervios por la subasta.-dijo Mia, mi mejor amiga y coestrella.- ¿Segura que no nos podemos comprar entre nosotras?-preguntó con un puchero.-Yo te compro y tu me compras.-me suplicó.

-Lo siento, linda. Eso no es posible, pero no te preocupes, es por una buena causa. Además, estará repleto de chicos y chicas lindos, famosos. Oí que habría gente del medio, incluso deportistas.-trató de tranquilizarla Henry, su asistente.-Te prometo que no dejaré que nadie que no sea un chico lindo compre la cita contigo.

Mia respiró aliviada. He de reconocer que subastarse a uno mismo para una cita es una idea un poco anticuada y cuestionable hoy día, pero todo era por una buena causa. Hace un par de semanas, un terremoto azotó gran parte de Medio Oriente, por lo cual el mundo se ha volcado en su ayuda. No lo negaré, se siente bien poder ayudar, aunque sea de maneras algo bizarras como estas.

Bajamos del avión y nos dirigimos al hotel, recorría las calles con la mirada ya que era mi primera vez aquí. Si tenía algo de vacaciones, solía pasarlas en familia en la Gran Manzana. Pensándolo bien, no soy una persona que expanda mucho sus horizontes.

Luego de almorzar, tomé una pequeña siesta y me metí a la ducha. Eran las 3:15 pm y el equipo de estilistas estarían aquí a las 4:00, así que tenía tiempo de sobra. Antes de entrar, puse algo de música para mantener el buen mood que traía. Me puse una bata y las 3 personas que se encargaron de dejarme como toda una princesa terminaron a las 7:30 pm. Mi estilista eligió un sobrio vestido negro, con abertura en la pierna. Me sentí como en un cuento de hadas, o de Addams, más bien.

En el lobby, encontré a Mia, Ava y Henry. Mia deslumbraba con un vestido verde olivo y Ava y Henry lucían elegantes. Mia y yo nos abrazamos y sonreímos al escuchar todo tipo de piropos la una de la otra. Tomamos la limusina que nos llevaría al lugar y al estacionarse, sentí mi estómago dar un vuelco.

-Lils, ¿está todo bien?-preguntó Mia con semblante preocupado.

-S..Si, eso creo. Creo que los nervios de ver todo esto...-susurré al ver el Casino lleno de gente, fotógrafos y reporteros.

Bajamos del auto y Mia y yo nos dispusimos a caminar juntas por la alfombra roja, lo cual ya era costumbre ya que Mia y yo éramos inseparables. Los flashes de la cámara comenzaron su espectáculo y varios reporteros quisieron acercarse pero seguridad lo impidió, a solicitud de Henry y Ava, quienes no querían que habláramos para hacer vanagloria de la caridad.

Entramos al lugar y de inmediato comenzamos a reconocer algunas caras. Beyoncé, Jay Z, Shakira, las hermanas Hadid, Sofia Coppola, Timotheé Chalamet y muchas otras figuras influyentes del espectáculo se encontraban ahí. Rogué en mis adentros que todos hayan venido de buena voluntad y no por aparentar, algo tan común como respirar en esta industria.

-¡Ryan!-exclamó Mia y corrió hacia los brazos del actor dejándome sola.

Busqué a mis alrededores y no vi a nadie conocido, estaba entre un tumulto de hombres jóvenes muy elegantes en su esmoquin. Comencé a moverme para buscar a Ava, pero no los miraba por ninguna parte. A medida que mis ojos recorrían la sala y no encontraban ningún lugar seguro, mi respiración comienza a agitarse hasta volverse notorio.