Chapter 15

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-¡Que no vale, que no vale!-exclamo enojada.

-¡Claro que vale! Se una buena perdedora.-dijo James entre risas.

-Nunca lo he sido y nunca lo seré.-dije arrojando el balón de fútbol hacia su cara, sin embargo este lo atrapa con sus manos.

-Tanto tiempo de no patear tu trasero.-su respiración es entrecortada por el esfuerzo.

-Cállate, James Gregory.-digo mufándome de su nombre.-Me tomas en mala forma ahorita.

-¿Es la edad, eh?

-Es la edad.-concuerdo.-¿Cómo están Sally y Roger?

-Están con Sylvie en Francia. La próxima semana volaré a verlos.-responde.-Quiero que pasen Acción de Gracias con nosotros este año, pero Sylvie...

-Es complicado, ¿no?-suspiro y él asiente.

-El divorcio no fue su primera opción, pero no podía más.-se lamentó.-Ahora todo es complicado.

-A veces recibo video mensajes de ellos o notas de voz desde el teléfono de Sylvie.-sonrío con ternura.-Me lamento no verlos tan seguido... Crecen demasiado rápido.

-El amor es una mierda, Elizabeth. Realmente lo es. Míranos.-ríe irónicamente.

-Lo sé...-susurro.-¿Regresamos? Muero de hambre.

Tomo la pelota y James la hielera y emprendimos el camino de vuelta a casa. El sol se estaba ocultando y al acercarnos, el aroma de la cena nos hizo competir por quién entraba primero. James y yo siempre seríamos James y yo, aunque ahora fuesemos un treintón agente de bienes raíces divorciado y un intento de estrella de pop de veintitántos que salta de escándalo en escándalo.

Cenamos entre bromas, regaños y conversaciones triviales de tu típica familia que se reúne cada que el cometa Halley aparece por la tierra. Si sacamos algo bueno de lo malo, lo mejor ha sido reunirme con mi familia. Hice una nota mental: sal de maldito Nueva York y vive más.

-Hey, ponte algo de ropa y te invito a Uncle Eddie's.-dijo James mientras pasaba los trastes al lavavajillas.

-No quiero salir.-protesté.

-No es una pregunta. Iras conmigo antes de que te conviertas en un mueble más de esta casa.

-Anda, preciosa. Has pasado escribiendo desde que viniste, debes distraerte.-espetó mamá tratando de convencerme.

Rodé los ojos. Esta discusión era una batalla perdida. ¿Qué más dan un par de tragos afuera que adentro? Me levanto de la mesa y mientras camino hacia la habitación, el teléfono de casa comienza a sonar. Cambio de rumbo para contestar y cuando voy a tomar el teléfono en las manos, James las aparta y contesta él.

-Ve, ve a vestirte. No husmees.-protestó mientras hacia señas de enviarme a mi habitación.

Camino de vuelta a mi habitación y me meto directo a la ducha. Al salir de esta, me tomo el tiempo de verme al espejo y realmente me veía jodida. Busco mi bolsa de maquillaje y hago lo que puedo tapando mis ojeras. Peino mis cejas y aplico bálsamo con color.

Me pongo un shorts jean y una camiseta blanca. Corría algo de aire así que una blusa a cuadros blanca y negra me ayudó a abrigarme un poco. Cuando estaba poniéndome los tenis, James toca la puerta.

-Entra.-grito atándome los cordones.

-¿Lista?-pregunta asomando la cabeza.

-Algo así.-contesto resignada. Le robo la gorra que lleva puesta.-Por si acaso.

-Esta es una ciudad fantasma, estaremos a salvo.-dijo tomando mis hombros.-Andando.

Salimos de la casa y nos subimos a la camioneta de James. No tardaríamos más de 10 minutos en llegar, así que guardé silencio mientras recorría las calles con la mirada.

Miss Americana & The Heartbreak Prince [Charles Leclerc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora