Ensueño. Si, esa es la palabra. Ensueño.
Estábamos en el parón de verano. Un par de semanas sin carrera, sin trabajo y sin responsabilidades. Solamente disfrutar.
Mi disco estaba listo y esperando la fecha de publicación, a finales de septiembre. Mentiría si digo que no me despierto en medio de la noche un poco emocionada, pues le había puesto alma, vida y corazón. Algunas pequeñas pautas habían aparecido en las plataformas y tenían una acogida positiva.
-¿Sigues despierta?-susurró Charles en mi oído.
-No puedo dormir. -susurro de vuelta.-Pero no es malo, estoy ansiosa por todo.
-¿Segura?-pregunta rodeando mi cintura con su brazo.
-Segura.-respondo sonriendo.
Cierro mis ojos al sentir su compañía. Tenía una semana de estar en Mónaco, después de todos los rodeos, habíamos decidido pasar tiempo juntos y trabajar en nuestra relación. Aunque el temor a otro corazón roto estaba presente a cada momento, me di cuenta que perdería algo que nunca iba a volver a vivir si no me entregaba de nuevo.
Un par de horas pasaron y el sol se levantó en Mónaco. Sentí a Charles levantarse de la cama y se dirigió al baño. Finalmente, abrí los ojos y me estiré un poco en la cama. Si bien dormir con Charles era cómodo, el hecho de estar abrazados toda la noche, él encima de mi o yo encima de él, le pasaba factura a mi espalda. Sin embargo, yo no quisiera que fuese diferente.
-Buenos días.-saludó regresando a la habitación con una enorme sonrisa.-¿Has dormido bien?
-Mejor que nunca.-deposito un beso en sus labios al tenerlo en la cama de nuevo.-Buenos días.
-¿Lista para hoy?-pregunta entusiasmado.
-¿Hoy?-replico confundida.-¿Había algo que hacer hoy?
-No.-rió.-La verdad quería pasar un día en yate contigo. Pero si no quieres venir...
-¡Claro que quiero!-interrumpí, provocando su risa. No desperdiciaría ni un minuto que pudiese pasar con Charles.
Mónaco, hasta ahora, había sido una experiencia única. Durante el día, nos gustaba pasear por las calles adoquinadas, pasar por los jardines exuberantes y admirar la arquitectura impresionante del principado. Una de las primeras cosas que hicimos fue ir al trazado, donde pasamos por las curvas favoritas del monaguesco a medida que me contaba las historias de su lugar.
Las noches estaban llenas de cenas en restaurantes elegantes con vistas al Mediterráneo o cualquier bistro en el casco antiguo. Y aunque no era muy afín a las fiestas, los exclusivos clubes y bares se habían convertido en parte de la rutina vacacional.
Eran las 10 AM cuando llegamos al lujoso puerto de Mónaco, lleno de yates impresionantes y rodeado de colinas verdes y elegantes edificios. La mañana soleada en Mónaco, el cielo azul reflejándose en el agua cristalina del Mediterráneo y Charles hacían de éste el mejor paisaje que había visto alguna vez. El suave balanceo del barco y la brisa marina fresca me recuerda que lo que estoy viviendo no es un sueño.
-¿Por qué no me dijiste que esto era un día en el paraíso?-susurré asombrada.
-Me agrada que te guste.-rió tiernamiente.- No puedo pensar en un lugar mejor para estar que contigo aquí.
Luego de un ligero desayuno, el yate zarpó.
-¿Qué te parece si exploramos la costa hacia el oeste de Mónaco?-preguntó juguetón. Yo asentí y ambos sonreímos.
El yate comienza a deslizarse suavemente por el agua mientras nos relajábamos en la cubierta, disfrutando de las vistas panorámicas de la costa.
-Mira, Charles, allí hay una pequeña cala desierta.-señalo hacia el frente.
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Miss Americana & The Heartbreak Prince [Charles Leclerc]
RomanceEn el vibrante escenario de Mónaco, donde la velocidad y la emoción llenan el aire, vive una historia inesperada entre Charles Leclerc, el joven y talentoso piloto de Fórmula 1, y Lilly, una famosa actriz y cantante. Charles lleva en sus hombros el...