20. GIA

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Empecé a sentir el alboroto que se formaba a mi alrededor, miraba a un lado y al otro, viendo cómo la gente se agolpaba al final del barco, parecía que iba a ocurrir algo inédito. La gente empezó a gritar, a animar al grito de 'carreras'... ¿Carreras?, no entendía absolutamente nada.

Cuando escuché los gritos de animación que canturreaban 'Derek, Derek', empecé a extrañarme bastante, pero más cuando lo que más empezó a sonar fueron los gritos diciendo 'Oliver'. ¿OLIVER?, ¿cómo que Oliver?.

Me abrí paso entre la gente, para poder asomarme y ver qué era lo que estaba sucediendo. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Ahí abajo estaba Gino ajustándole un chaleco a Oliver, justo al lado de una moto de agua. A un metro de distancia estaba Derek, sentado en su moto y haciéndose el guay gritando al compás de la gente. ¿De verdad iban a correr en moto de agua?.

Miraba con curiosidad, escondida detrás de un chico americano gigante que tenía a mi lado. Prefería que Oliver no se diera cuenta de que estaba cotilleando la escena. Él todo el rato miraba hacia donde yo estaba, no sabía si a la que intentaba buscar era a mi, pero por si acaso, me escondía para que no me descubriera.

Creo que fueron los quince, veinte minutos más largos de mi vida. ¿No le bastaba con organizar fiestas ilegales en barcos robados?, se ve que no. También hacía carreras ilegales, sin ningún tipo de seguridad y corriendo el peligro de tener un accidente en medio del mar. Todo muy normal...

Escuché a los guiris de mi alrededor hablar de dinero, por lo que intuí que aquellas carreras movían apuestas, más cosas malas que sumarle a este chico. ¿En qué momento había cambiado tanto?, me estaba poniendo de los nervios.

No pude ver la carrera entera, tenía miedo, empecé a ver cómo Derek golpeaba a Oliver y predije cosas terribles. No podía seguir presenciando aquello, deseaba haberme ido de allí y dejar a todos con sus cosas ilegales, yo prefería no ser partícipe de nada.

Decidí darme la vuelta y volver con Sienna, pasaba de seguir viendo aquello, me estaba poniendo muy nerviosa, pero no pude llegar donde estaba ella, un chico de lo más macarra se interpuso en mi camino.

-- Hola guapa, ¿a dónde vas?, te estás perdiendo la carrera. – me cogió de la cintura.

-- Déjame, ¿vale?. – intenté esquivarlo, sin éxito. Me bloqueó el paso con su cuerpo, sin duda estaba muy fuerte.

-- Solo quiero charlar un ratito. – me propuso aquel chico alto, rubio como Derek, sabía que era su amigo y ninguno era trigo limpio.

-- No quiero hablar contigo, déjame pasar. – le ordené que me dejara pasar, pero seguía ahí firme, bloqueándome el paso. No pensaba achantarme por aquel macarra, ni de coña.

-- Es solo un ratito, nos presentamos..., puedo sorprenderte. – volvió a insistir, acercándose hacia mi mas de la cuenta.

-- No me importa tu vida, de hecho creo que a nadie le importa. – le respondí subiendo el tono de mi voz, sin mostrar en ningún momento que sus provocaciones me intimidaban.

-- Vaya vaya, eres muy valiente tú, me gustan valientes. – siguió con su juego.

-- Y a mi me gustaría que me dejaras pasar. – le dije intentando empujarle con mi brazo, sin éxito otra vez.

-- Te va a gustar más comerme la boca. – dio un paso hacia mí, agarrándome con mucha fuerza de la cintura, forzándome a darle un beso que yo esquivé con éxito. El chico no se daba por vencido y seguía intentando conseguir aquello, pero yo seguía negándome. Me estaba empezando a agobiar mucho. ¿Nadie veía aquella escena?.

-- ¡Que me dejes en paz, joder!. – le ordené aquello pero no me soltaba, me seguía agarrando con mucha fuerza. Me empezaba a hacer daño en la cintura.

Agárrate fuerte (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora