2|Sueños por cumplir.

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Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos

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Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.

-El Principito

[2]

Sueños por cumplir.
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Mara

7:20 am

Íbamos de camino en coche hacia la escuela de talentos. La presentación de hoy empezaba a las 8. Normalmente, las clases comenzaban a las 9, pero como hoy era el día de las presentaciones, teníamos que llegar una hora antes para conocer a los profesores y a todos los compañeros.

No podía ocultar mi felicidad; iba con una sonrisa en mi rostro. Mi mamá estaba a mi lado cantando con la música de la radio, como siempre lo hacía cuando íbamos en coche. A mí también me gustaba cantar, y a veces me unía con las canciones de la radio.

—¿Estás emocionada, verdad?--me preguntó mi mamá cuando la canción terminó y estábamos llegando a la escuela.

—La verdad es que sí, pero me da miedo no agradarles--dije, borrando un poco la sonrisa de mi rostro.

—Bueno, ¿por qué no les ibas a agradar? Eres talentosa, amable y una buena amiga. No tienes por qué pensar negativamente, y aunque no los conozcas, sé que dejarás una buena impresión--respondió.

Dudé un poco antes de contestar. No sabía sinceramente qué decirle. Tenía razón, no los conocía en absoluto, pero aun así me daba mucho miedo. Me daba pánico.

—Y si me vuelve a dar un ataque de ansiedad, ¿Qué hago?--pregunté un poco cabizbaja. Me daba miedo que todo eso volviera a ocurrir.

—Mara, eres increíble. La única que le falta ver eso eres tú. Y si te vuelve a dar otro ataque de pánico o ansiedad, no dudes en llamarme y yo vendré por ti. También está la psicóloga de la escuela y la directora. Pero no tengas miedo, eres asombrosa--concluyó ella mientras aparcaba frente a la escuela.

Era enorme y había demasiada gente.

Demasiada gente...

—Mara, tranquilízate. Ya verás cómo todo sale bien hoy. Eres fuerte, decía mi voz interior, y mi madre también.

—Vale, mamá, tienes razón. Me armaré de valor y entraré. Voy a demostrar todo lo que valgo--dije, cogiendo mi bolso y abriendo la puerta del coche.

—Muy bien, hija. Espero que te vaya muy bien. Ya me irás contando--me dijo, dándome un beso en la frente.--Te quiero, hija. Diviértete mucho--se despidió antes de encender el coche para irse.

—Hasta luego, mamá, me di la vuelta y empecé a caminar hacia mi destino.

La escuela era grande, tanto por fuera como por dentro. Había muchas personas reunidas. Me dirigí hacia la puerta para ver el interior.

Cartas para Evan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora