7|Algo puede surgir.

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No fue porque me sostuvieses, sino porque empezaste a crecer en todos mis lugares rotos

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No fue porque me sostuvieses, sino porque empezaste a crecer en todos mis lugares rotos.

-Ron Israel

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Algo puede surgir.
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Evan

09:00 

Iba conduciendo mi moto hacia la escuela de talentos Blossom, disfrutando del aire fresco matutino y la calma de las calles vacías. A veces, me gustaba salir temprano para tener un momento de tranquilidad antes de sumergirme en el bullicio del día.

En mi mente, revoloteaban pensamientos sobre los ensayos y, en particular, sobre Mara. Cada vez que la veía, algo dentro de mí se iluminaba. Había algo en su forma de ser, algo magnético que me atraía irremediablemente hacia ella.

Durante los ensayos, descubríamos más y más cosas el uno del otro. Me sorprendió saber que compartíamos el gusto por el color azul, aunque el rojo era mi color favorito, el azul me gustaba también.

A pesar de su timidez, Mara tenía un sentido del humor encantador y una pasión por el arte y la música que me cautivaba. Compartíamos afinidades musicales, y me intrigaba saber más sobre las canciones que le gustaban.

Sin embargo, había algo más que me atraía hacia Mara. Nuestra conexión mientras bailábamos era indescriptible. Cada paso, cada movimiento parecía fluir de manera natural entre nosotros, como si estuviéramos destinados a bailar juntos.

Al llegar a la escuela, me encontré con Mara en los casilleros. Su preocupación por mi seguridad al conducir la moto me hizo sonreír. Aunque a veces podía ser un poco sobreprotectora, apreciaba su genuina preocupación por mí.

Me acerqué a Mara para saludarla y guardar mis cosas en mi casillero.

--¡Hola, Mara! Buenos días--dije mientras abría mi casillero.

Ella se volteó, con el pelo amarrado como de costumbre. Siempre lo llevaba recogido, aunque en mi opinión, sus rizos eran preciosos. Parecía que ella era la única que no lo veía así.

--Evan, ¿otra vez en motocicleta? ¿Sabías que la mayoría de los accidentes ocurren en la carretera por las motocicletas?--dijo, frunciendo el ceño. Menudo saludo matutino.

--¿Qué tipo de saludo es ese? Me estás atacando--respondí fingiendo indignación.

--Pero, ¿Cómo quieres que te dé los buenos días si estás otra vez en la moto, Evan? Te dije que era peligroso - me miró fijamente por un momento.--Buenos días, Evan.

Por fin lo dijo.

--Buenos días, Mara. ¿Estás lista para los ensayos y las grabaciones?--pregunté mientras cerrábamos nuestros casilleros y comenzábamos a caminar.

--La verdad sí, pero estoy nerviosa porque cada vez el día está más cerca y no sé si todo estará a tiempo, o mejor aún, si yo estaré a tiempo.

--Lo harás bien, tú eres asombrosa bailando--traté de tranquilizarla.

--Tú también eres asombroso bailando. En verdad nunca había visto a un chico bailar con tanto amor. Me sorprende, en verdad, y tienes una gran técnica--elogió.

--Gracias. Me encanta bailar, es parte de mí. Pero deberías darte cuenta de que tú también eres muy buena bailando--le dije, y entonces se me ocurrió una idea. 

Mientras conversábamos sobre nuestras asignaciones y los desafíos por venir, surgió la idea de una salida doble con Valería y José. Aunque al principio parecía dudosa, Mara finalmente aceptó.

--¿Te gustaría venir a una salida doble?

--¿Salida doble? - repitió ella.

--Sí, José y Valería van a salir, podemos ir con ellos. Sería una salida doble--propuse con emoción.

--Mmm, nunca he hecho algo así - respondió indecisa.

--Vamos, Mara. Será divertido, te lo prometo - insistí un poco más.

--Está bien... supongo que será divertido - aceptó finalmente.

—Evan, ¿es cierto que tu padre tiene algo que ver con la realeza o algo así? —pregunté, tratando de sonar casual, aunque la curiosidad era evidente en mi voz.

Me reí suavemente, sacudiendo la cabeza.

—Bueno, no es exactamente así. Mi padre tiene ascendencia noble, pero es algo que siempre hemos mantenido en privado. No es que seamos parte de la realeza activa ni nada por el estilo. Pero sí, hay una conexión lejana con la nobleza.

Mara arqueó una ceja, interesada.

—Eso es algo que nunca mencionaste antes. ¿Por qué no lo dijiste?

Me encogí de hombros.

—Nunca pensé que fuera importante. Además, quiero ser conocido por lo que soy y lo que hago, no por algo que mis antepasados hicieron hace siglos.

Sonreí, admirando aún más su humildad y enfoque en sus propias acciones.

—Eso es lo que te hace especial, Evan. No importa de dónde vengas, sino quién eres ahora.

Le ofrecí una sonrisa y seguimos caminando por los pasillos de aquella escuela.

Concluido eso, nos sumergimos en los ensayos. Horas de práctica nos esperaban, pero estaba seguro de que, con Mara a mi lado, todo sería más llevadero. La química entre nosotros era palpable, y no tenía dudas de que juntos lograríamos un gran éxito en la competencia.

Durante los ensayos, cada momento junto a Mara era especial. Nuestro entendimiento mutuo, nuestra complicidad en cada paso de baile, creaban un vínculo único entre nosotros. Aunque la competencia se acercaba y el trabajo era arduo, no podía evitar sentirme emocionado por lo que el futuro nos deparaba.

Y así, entre ensayos y conversaciones, me di cuenta de que estar junto a Mara hacía que todo valiera la pena. Su presencia en mi vida era como una luz que iluminaba incluso los momentos más oscuros. Y aunque el camino por delante fuera desafiante, estaba seguro de que juntos podríamos enfrentarlo todo.

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Cartas para Evan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora