Cinco; Te Arrepientes?

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-Layla-

La luz apenas empezaba a entrar por las cortinas de aquel cuarto donde fui feliz hace apenas horas.
A mucho pesar me intento levantar pero siento algo pesado sobre mi cuerpo. Bajo la mirada y veo lo que por mucho tiempo anhelaba ver al despertar. Ahí estaba él. Su cabeza en mi pecho y su brazo enredado en mi cuerpo, parecía que dormía tan a gusto. Parecía que ahí era justo donde pertenecía.

Pero se que todo era solo un momento de calentura de su parte, y que al abrir sus ojos se iba dar cuenta que había cometido un error. Entonces me hice el animo y lentamente lo despegué de mi, y logro no despertarlo. Me pongo mi ropa que había quedado por todos lados del cuarto y salgo sin hacer ruido alguno.
Eran apenas las 7am y nadie más había despertado, fácilmente llegó a la habitación donde debí haber pasado la noche.

Me siento en la cama y fue en ese momento donde de nuevo siento que alguien me echa un balde de agua helada sobre mi cabeza. No habíamos usado ni una forma de protección, en el momento fugaz, ni él ni yo pensamos en eso.
Camino de una pared del cuarto a la otra mientras pienso en que hacer.
Simple, solo tendré que ir a la farmacia y compro pastilla del día siguiente. No pasa nada.

A pesar que ese tema me atormentaba, logré poder quedarme dormida otro rato. Eran las 9:30 cuando escucho a Sol gritarme por afuera de la puerta que saliera a almorzar.

Entro a el baño y me enjuago la cara y lavo mis dientes antes de verme al espejo y mentalmente hago nota de no ver a Kevin a los ojos. No podría. No después de anoche. No después que fui de él. Y mucho menos porque se que para él no significaba nada más que coger y ya.

No tengo ropa entonces no me queda más que salir en pijama.
-Buenos días mi niña chupetines-
Ruedo los ojos al ver a Sol tan despierta y mas porque se que no va dejar el tema del chupete atrás.
Me siento en un taburete en la isla de la cocina y mi mejor amiga me pone un plato de chilaquiles en frente.
-para la cruda- me dice sonriendo.
-Gracias, te amo- le digo mientras empiezo a desayunar.

En eso entra Felipe y detrás de él, el motivo de mis desvelos.
-Buenos días- dicen ambos.
En cuanto lo veo todo mi cuerpo se tensa y me siento sonrojar al pensar en lo que sucedió entre nosotros.

Se recarga en la isla al cruzar de donde estoy y trata de buscarme la mirada, no lo estoy viendo pero lo puedo sentir.
Sol les regresa los buenos días pero yo sigo comiendo.
-buenos días nena- puta madre cómo amo su voz.
-Buenos días- contestó mientras me paro y abro la puerta del refri para buscar algo de tomar.
Estoy tan segura que no quiero verlo a los ojos, y no lo haré. Creo que no soportaría hacerlo.

Me sirvo un vaso de jugo de naranja y apenas me lo pongo a los labios y le tomo cuando...

-Lay, ya me vas a contar de lo del chupete o que? No me digas que perdiste la virginidad con un desconocido!?-

Se me va el jugo para el otro lado y escupo casi todo en mi plato de chilaquiles. Un ataque de tos me empieza y siento a mi mejor amiga dándome palmadas en la espalda.

-güey no manches que te pasa?- me dice toda exagerada Sol mientras me sigue pegando.
Levanto la mirada y aunque no quería serlo mis ojos conectan con los de Kevin y parecería que había visto un fantasma. Estaba muy pálido y no decía nada solo me miraba con cara seria.

-ya güey, estoy bien- le digo a Sol cuando por fin se me quita la tos.
-ay, asustas mensa- me dice y sigue con lo suyo sin saber que ya me había causado un pedo seguro con el peli-negro en frente de mi.

Bajo la mirada y rápidamente trato de disimular lo que había sucedido. Pero para me desgracia Sol no dejaba el tema atrás.
-me vas decir con quien estuviste o no Layla?- la veo a los ojos y luego veo a Kevin sentarse en una silla y suelta un suspiro.

Amores De Noche, Ajenos De Día Donde viven las historias. Descúbrelo ahora