Parte 3

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Las mejillas de Gavin dolían como el infierno, uno de ellas estaba muy roja y se marcaba la mano de su madre. Miraba al techo, recostado sobre su cama con los brazos abiertos y la mirada perdida.

-Sabe que tienes que obedecer a su madre -Habló su nana quien peinaba su cabello con sus dedos al sostener su cabeza sobre su regazo- Si obedeciera...

-¿Qué mas quieres que haga? -Interrumpió aun con la mirada perdida- Hago todo lo que me dice.

-Sus modales, Gavin, el problema siempre son sus modales.

-Ella nunca estará complacida por nada -Respondió y giró su cuerpo para quedar de lado dandole la espalda a su niñera.

-Elijah me dijo que le enfado que lo llamaran hijo de una sirvienta.

-Preferiría mil veces ser hijo de una sirvienta que hijo de ella. No sé por qué padre siempre insiste que compartamos la mesa si ella termina insultándome por cualquier cosa.

La joven sonrió, pasó sus dedos por el cabello del menor para luego pasar sus dedos suavemente por su mejilla sintiendo afiebrada.

-Eres mi bebé -Susurró suave y tarareó una suave tonada que usaba para hacerlo dormir cuando era un niño pequeño, acarició su brazo mientras veía su cuerpo relajarse por fin.

No había que ser muy inteligente para entender que sus padres estaban peleados, su madre apenas salía de su habitación y su padre usaba uno de los cuartos de invitados, aquello le daba más libertad para andar por la casa, sin su madre cerca, podía compartir la mesa con su padre y hermano, podían jugar cartas en la sala y compartir historias junto al fuego. Por fin algo de libertad, era lo que necesitaba para tranquilizare. 

...


-¡Gavin! -Llamó Carlota mientras el joven picaba algo de leña, este volteó a ver a la mujer quién le hacía señas para acercarse, por lo que rápidamente obedeció- Una de las sirvienta de la señora Collins me dijo que está enferma del estomago y no come hace días.

El muchacho simplemente miró a su nana ya que no le interesaba el estado de aquella mujer.

-Hice una sopa para que coma y quiero que le entregues estas hierbas, dile que las beba en infusiones.

-¿Por qué tengo que ir yo? -Preguntó al fruncir el ceño haciendo que su nana lo viera con reproche- Elijah también está libre -Agregó para no ser regañado.

-Si quieres voy yo -Alzó la voz haciendo que el menor suspirara.

Tomó las cosas que le había dado la mujer, una bolsa con hierbas y una fuente con sopa de pollo. Desde el incidente en casa, no había vuelto a ver a la familia Collins, pero su nana hablaba mucho con las empleadas de aquella familia y parecían buenas personas, por lo que no le molestaba del todo ir a repartir medicina.

-¿Hola? -Saludó asomando la cabeza en la cocina de los Collins viendo a una mujer alta y delgada voltear a verlo- Carlota me envió a dejar esto para la señora Collins.

-¿Para mí?

Gavin volteó hacia un lado en donde la mujer estaba sentada en una mecedora junto a uno de sus hijos quien leía un enorme libro.

-Buenos días señora -Saludó e inclinó la cabeza- Carlota dijo que bebiera estas hierbas en infusión y tomara sopa caliente que ella misma preparó.

-Ryan, recíbelo por favor -Pidió la mujer con amabilidad haciendo un gesto a su hijo quien dejó su libro a un lado para acercarse a Gavin- Dile a Carlota que es muy amable de su parte preocuparse por mí.

Gavin inclinó nuevamente la cabeza tras entregar las cosas al hijo de la familia, lo vio un momento, era muy pálido, como lo recordaba en la cena, un chico elegante, de postura recta y manos finas.

Una vida a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora