Untitled Part 1

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El viento soplaba como cada noche, una suave llovizna empapaba el cabello de Gavin, quien arrastraba sus pies resoplando ante el esfuerzo de caminar entre el barro. Tiraba de las riendas de un gran caballo percheron gris de patas negras llamado Caramelo, el animal cargaba un jabalí muerto, probablemente la sena para algunas semanas.

Gavin, de apenas quince años miró hacia atrás en donde un perro borzoi lo seguía con una enorme liebre entre sus fauces, el animal caminaba zigzagueaste, su pelaje gris estaba anudado y sucio y aunque estaba desaseado, se podía ver la elegancia en su caminar.

-No sirves para una puta mierda -Gruñó y pasó una mano por su nariz volviendo a mirar al frente viendo un momento su mano manchada de sangre.

Esa tarde sólo iba a cazar algunos faisanes y volvería pronto a casa, pero el perro terminó por correr tras una liebre topándose con un jabalí, al intentar defender al perro de su hermano disparó al animal quien terminó persiguiéndolo, momento en que decidió correr, pero terminó en el suelo al golpearse el rostro con la rama de un árbol. Afortunadamente el jabalí se acercó demasiado a su caballo y este lo lanzó lejos de una sola patada. Esa tarde no consiguió ningún faisán, pero el perro había atrapado la liebre y el jabalí terminó muriendo de un disparo en la cabeza después de ser pateado por su caballo.

-Gavin, por favor -Gruñó su madre al verlo entrar al comedor. Frunció la nariz volteando hacia su marido quien simplemente bebía unos tragos de whisky leyendo el periódico- German ¿Podrías decirle algo?

Gavin sólo giró los ojos, se acercó a la mesa para tomar un pedazo de pan pero su madre le empujó la mano volteando hacia él.

-Mírate -Gruñó apuntándolo con su mano abierta- Pareces un pordiosero ¿Así caminas frente a los vecinos?

Esta vez el joven se miró volviendo a ver a su madre, una mujer hermosa de rostro afilado y grandes ojos grises como los de él.

-Margaret, deja al chico en paz -Dijo el padre con voz cansada- Gavin, saca algo para comer y ve a tu cuarto.

-¡Por eso hacen lo que quieren! -Exclamó la mujer- Los malcrías.

-Gracias padre.

Antes que su madre pudiera regañarlo, tomó un pedazo de carne y algo de pan deteniéndolo con su boca para sacar un poco  de queso antes de retirarse. Al entrar en su cuarto se dejó caer sobre un sofá curvo que no temía ensuciar, sacó el pan de su boca para luego morder la carne y el queso, abrió el pan con sus dedos para rellenar con el resto de cosas que había llevado para luego darle un gran mordisco cerrando los ojos para disfrutar de aquel bocado.

-¿Trajiste algún faisán? 

Gavin dio un salto volteando hacia su hermano sobre la cama. tan palito y delgado, un muchacho que temía salir y ensuciarse.

-Me asustaste -Gruñó con la boca llena, tragó y dio otro bocado a su emparedado- Tu perro guió un jabalí hacia mí, me partí la nariz contra un árbol por lo que no tuve más fuerzas de buscar.

Elijah, el hermano menor, se levantó de la cama de su hermano para ir hacia él haciendo una mueca al ver su rostro lleno de sangre y barro.

-¿Te vio mamá? -Preguntó y se sentó a un lado viendo el cuarto de Gavin, un lugar amplio con una gran cama cubierta de pieles de animal- ¿Gavin? -Llamó y volteó a verlo.

-Estoy comiendo -Gruñó antes de comer otro bocado tirando de la carne que parecía demasiado dura como para ir en un emparedado.

-¿Mañana podemos ir por faisanes?

-Traje el jabalí -Respondió y sonrió- lo limpié y lo dejé para que Carlota lo cocine, dijo que haría estofado y sé que te gusta.

Elijah sonrió ampliamente, juntó sus manos y se inclinó hacia delante haciendo que la camisa de cuello ancho dejara ver parte de su pecho. Este a sus doce apenas conocía el mundo, su madre lo mantenía en una burbuja al ser el menor.

Una vida a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora