Parte 9

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Gavin ya estaba acostumbrado que Ryan se colara en su cama cuando iba a su casa, pero esta vez casi sintió vergüenza. En un año el menor había cambiado mucho, ya de veinte años era mucho más alto que él, cuando tenía diecisiete aún era un poco más bajo, pero en un año creció todo lo que le restaba, era delgado y aun tenía cara de niño, pero ahora tenía un cuerpo esbelto y fuerte, había dicho que hacía ejercicio y se notaba. Tenía una espalda ancha y muslos fibrosos, ya no parecía un niño. Se habían ido todo rastro de pecas infantiles.

-Tienes manos grandes -Dijo el menor mientras revisaba la mano de Gavin tocando sus dedos y comparando su mano con la de él.

Estaban serca del lago, sentados sobre un tronco mientras Gavin se esforzaba en adecuar la caña con una sola mano.

-Mamá dice que tengo dedos de pianista, pero nunca e tocado un piano.

-Es porque tienes dedos largos -Dijo con obviedad frunciendo el ceño al intentar quitar la mano sin lograrlo- Necesito mi mano de vuelta.

-No quiero pescar, odio pescar -Gruñó Ryan soltando por fin la mano y viendo a su alrrededor- ¿Por qué no vamos a casa? Está frió.

-Porque Elijah quiere pescado y nadie más pesca en esta mierda de lugar.

-¿Eres su mamá?

-Aunque tuviera vagina no tendría críos, mucho menos uno así.

-Pero nuestros hijos serían lindos, tendrían tu color de piel y mis ojos -Sonrió malicioso volteando hacia Gavin quien ni siquiera lo escuchaba- Serían fuertes, inteligentes y sabrían cazar.

Gavin sólo respondió con un "mmh" que hizo suspirar al menor.

-No me estas escuchando -Protestó viendo lo concentrado que estaba el mayor, por lo que acercó su mano para acomodar su cabello tras su oreja.

Gavin gruñó, dejó la caña y la lanzó hacia delante colocando ambas manos en su rostro respirando profundo.

-¿Qué pasa? -Preguntó Ryan, pero Gavin sólo volteó a verlo con obviedad.

Se levantó paciente y recogió su caña volviendo a donde estaba, pero el menor se la quitó para verla.

-Está rota.

-¡Ya sé que esta rota! -Exclamó y volvió a cubrir su rostro con sus manos sintiendo la mano de Ryan en su nuca- Deja de tocarme.

-¿Vamos al mercado y compramos pescado?

-No tengo dinero...

-Tus padres tienen tierras, animales, tienen propiedades y estatus ¿Por qué te mandan a ti a buscar la comida?

-Para tenerme lejos de casa -Respondió al quitar las manos de su rostro.

-Yo pago...

-No -Gruñó y volteó a verlo bajando inconscientemente su mirada haciendo el cuello del menor- Voy a...

-Vamos a casa, buscamos mi billetera y aprovecho de darte algo que te traje -Interrumpió sabiendo que Gavin aceptaría.

Al mayor no le gustaban los regalos, pero siempre atesoraba las cosas que le llevaba Ryan de la ciudad, como una pluma muy elegante con su nombre grabado, aunque nunca la había ocupado y la atesoraba como lo más preciado que tenía.

Ambos se levantaron y caminaron hacia la casa de los Collins y aunque Ryan quería preguntar muchas cosas, prefirió guardar silencio. Gavin, repentinamente sacó una liga de su bolsillo y tomó su cabello en un moño alto dando paso a algunas preguntas.

-¿Por qué dejaste crecer tu cabello?

-¿Se ve mal?

Ryan rió y vio al joven a su lado, caminaba encorvado con la mirada fija al frente, siempre creyó que parecía un animal enjaulado y cuando era más joven temía enfurecer a Gavin, pero este podía parecer siempre molesto, pero aunque tenía mal genio, siempre tuvo mucho paciencia con él, cumplía la mayoría de sus caprichos aunque estos fueran viajar horas a caballo por unos pocos frutos silvestres.

Una vida a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora