36. La historia termina, el protagonista muere

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¡Es Luo Binghe!

Y no se refiere a Luo Binghe como tal, es decir claro que sí, pero al mismo tiempo no lo es.

Shen Qingqiu ni siquiera puede explicarse a si mismo lo que acaba de ver o pasar.

De hecho Meng Mo para fines "prácticos" lo hizo revivir las memorias en cuerpo, aunque no fue tan traumante como pudo ser.

Pero el dolor de perder sus articulaciones... Jamás lo va a olvidar.

La sangre y un cuerpo mutilado, el miedo real a como la carne se estira, los huesos colapsan y se astillan, los músculos tensos se niegan a dejar su lugar mientras la sangre empieza a recorrer su ropa, no sabe que dolor es peor, porque lo siente todo al mismo tiempo.

Cada parte de su cuerpo siendo quebrada, cada miedo siendo expuesto, las súplicas no tardan en inundar sus labios, pidiéndole que se detenga, que pare pero esa persona no le hace caso, porque no lo escucha.

Luo Binghe disfruta su dolor, bebe su amargura y endulza su mirada al ver la sangre salir a chorros.

Entonces estar muerto es mucho mejor, dejarse ir una tentación

Llega un punto dónde el dolor es tan intolerable que el cuerpo como mecanismo de autodefensa desconecta las centrales nerviosas y ahora solo es su cuerpo gritando de agonía mientras su mente procesa los hechos, lentamente.

Luo Binghe... El Luo Binghe que le ha dicho que lo ama, que quiere casarse con él, ese discípulo que duerme acurrucado a su cuerpo, que peina su cabello, le prepara la comida.

Ahora lo está despedazando.

Ese guapo rostro de ojos rojos y sonrisa radiante le produce una sensación horrible en la boca del estómago, pero Shen Qingqiu no puede vomitar, porque su boca ya está muy ocupada con la sangre que se agolpa.

Antes de darse cuenta sus lágrimas se vuelven rojas y sus sentidos de un golpe regresan para atormentarlo.

Entonces vuelve a desear la muerte, lo que es peor... Solo le ha arrancado un brazo, aún faltan 3 partes más de su cuerpo. Lo sabe, porque se ha leído está obra.

Meng Mo lo detiene, porque sabe que el alma de Shen Qingqiu esta a punto de ser rota, entonces como vía de escape lo lleva a otra escena.

Pero no hay consuelo en esta.

Delante suyo Yue Qingyuan alza su espalda, su cuerpo está erguido a pesar de las heridas, camina a paso seguro con los ojos bien abiertos y los labios apretados, buscando... Siempre buscando a alguien que nunca volverá a ver.

¿Por qué la última vez que se vieron tenían que discutir?

Si al menos en esa ocasión las cosas habrían sido diferentes, si tan solo en esa ocasión no habría dejado que encarcelen a Shen Qingqiu. Yue Qingyuan tiene una cara llena de arrepentimiento escritos en su cara mientras continúa.

Debajo de sus pies hay sangre y cuerpos, demonios que lo atacan pero que solo han logrado herirlo un poco a pesar de atacarlo uno detrás de otro sin descanso.

Este es el líder de la secta CangQion. Un oponente digno

Es en este momento que Luo Binghe sonríe desde su posición de poder, ahí arriba de las murallas de su ahora palacio.

Porque todo va según lo planeado y Shen Qingqiu tiembla, porque lo sabe, entiende lo que viene pero no puede hacer nada, porque es solo un simple espectador, un mirada sin cuerpo, sin voluntad, ni siquiera puede cerrar los ojos.

Lo intenta cuando Luo Binghe levanta la mano en el aire, busca salir de ese lugar cuando la mano desciende y grita de impotencia, de dolor, como advertencia, pero nadie lo escucha.

Canción sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora