Una serie de eventos extraños han estado ocurriendo en un pueblito de indiana llamado Hawkins.
Gracias a un grupo de niños, unos cuantos adolescentes y dos adultos todo ha vuelto a la normalidad o eso se creía...
Nuevos estudiantes traen consigo nu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Casa byers
— ¿Ahora se queda a dormir?.— Jonathan le reclama a su madre en susurros molestos.
— Ahora no, hijo, no encuentro mis llaves.— empieza a rebuscar con desespero en su bolso nuevamente.
Antes de que Jonathan pudiera replicar por la molesta presencia del hombre que salía con su madre, es el mismo quien interrumpe soltando un grito desde lejos.
— Aja, las encontré, estaban debajo de unos pantalones.— responde de manera divertida, acercándose a joyce.
— gracias, bob.— sonríe.— ¿Jonathan podrías llevar a will?.— miro a su hijo menor y lo ayudo a terminar de ponerse la mochila esperando la respuesta del mayor.
— Yo puedo llevarlo, me queda de camino al trabajo.— dijo bob en respuesta.
— ¿estás seguro?, puedes asegurarte de que entre?.— la voz preocupada de joyce la delato.
— claro, ¿qué dices, amiguito?, te gustaría ir conmigo en el "Bob móvil".— dijo esta vez mirando al menor, él asintió con entusiasmo en respuesta.
Ya todos listos tomaron caminos diferentes luego de despedirse, bob como había dicho se llevó a will en su auto a la escuela, pero ya que no había tenido mucho contacto con los hijos de su ahora pareja, intentó tomar contacto con will primero al ser el más abierto y tranquilo con su presencia a diferencia de su hermano mayor que se mantenía serio con cara de pocos amigos cada vez que bob se encontraba alrededor.
— ¿Qué sucede, amigo? Estás muy callado.— le da una miradita y vuelve la vista al camino.
— no es nada, solo no dormí bien.— susurra sin mirarlo directamente, bob pensando que se había tratado de una pesadilla intenta darle un consejo, pero sin saber que eso sería la llave del inicio de los problemas.
— sabes yo le tenía terror a los payasos.— lo miro.— anda ríete, ahora también me causa gracia aquello.— lo alienta a sonreír.
— ¿por qué?.-
— bueno, afuera de la escuela siempre se encontraba este payaso, el señor baldo que también estafa en la montaña rusa a la que de niño me encantaba subir.— imita la voz del payaso mientras le entrega un globo imaginario a will.
— el señor baldo, ahí estaba cada noche siempre en mis pesadillas, aterrorizando y yo huía, pero un día me armé de valor, molesto y cansado de su presencia.— will lo interrumpió.
— ¿qué sucedió?, ¿se fue?.— la ansiedad era obvia en su voz, pero bob lo interpreto como entusiasmo.
— le dije que se largara, ¡vete!, ¡vete!.— se limpió las manos de la mancha imaginaria.— así, como si nada, la noche siguiente ya no estaba.
