Regreso a los orígenes

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Mansión Black, Londres

Cuando George y Elisabeth se aparecieron en la mansión Black aún permanecieron abrazados por unos segundos. El hombre quería saber más pero no sé atrevía a preguntar para no incomodar a la chica, por la que la dejó seguir abrazada a él sin pronunciar palabra.

Al cabo de unos minutos de silencio, la mujer se apartó con suavidad de él y le miró. Suspiró y se sentó derrotada en el sofá de la sala. Aún permanecía con la cajita en las manos sujetándola con fuerza. George se fijó en ella pero no dijo nada esperando a que fuese la mujer la que empezase la conversación.

—Necesito una copa, ¿quieres una? —le preguntó a la chica que asintió con la mirada perdida.

Fue a la cocina a por las copas y cuando volvió a la sala se encontró con la pelirroja en la misma posición en la que la había dejado. Bebió un sorbo de su copa antes de ofrecerle su bebida a ella que la apuró de un trago.

—Mi madre es Bellatrix Lestrange —volvió a repetir mirándole por fin.

—Eso ya lo has dicho pequeña, ¿estás bien? —preguntó preocupado.

—Estoy en shock aún, pero a la vez siento como si me hubiese quitado un peso de encima —confesó—. ¿Tiene eso algo de sentido?

—Claro que sí —contestó sentándose a su lado—. Llevas toda la vida preguntándote por tus orígenes, es normal que sientas alivio al saberlo por fin.

—Eso no es todo George... estoy asustada.

—¿Qué te pasa Elisabeth? Estoy aquí, no tienes que tener miedo —le agarró la mano mientras la miraba con dulzura.

—Tengo que contarte algo. Tengo que contárselo a alguien porque sino me volveré loca.

—Estoy aquí pequeña, puedes contarme lo que quieras —dijo comprensivo.

—Vas a pensar que estoy loca —esquivó su mirada temerosa— pero, desde aquel día, desde el día del incidente, he estado teniendo sueños muy raros. No parecen sueños, son reales, tan reales como esta habitación, como tú y como yo.

—¿Qué clase de sueños? —preguntó interesado.

—Es como una historia... volvemos a tener veinte años... pero Fred sigue vivo, mi padre y mi madre siguen vivos y están juntos. Así fue como supe que Bellatrix era mi madre, y por eso te pedí que me llevases a casa de mis tíos. Si alguien sabía quién era mi madre era mi tía. Al final todo resultó ser cierto.

—No lo entiendo —le confesó confuso.

—Yo tampoco, eso es lo que me aterra. Todo es tan real... y luego está lo de mi madre, lo de su enfermedad...

—¿Qué enfermedad?

—La locura de los Black. Mi madre la padecía y temo padecerla yo también, Georgie. Creo que estoy volviéndome loca.

—No te estás volviendo loca pequeña —dijo atrayéndola hacia su cuerpo para abrazarla—. Todo se arreglará, te lo prometo.

—¿De verdad? —preguntó ella con los ojos llorosos.

—De verdad —contestó convencido besándole la frente—. ¿Quieres que te prepare un baño para que te relajes?—ella asintió y George se levantó para preparárselo.

La mujer suspiró y se acostó en el sofá. A pesar de que George le había prometido que todo se arreglaría, ella no estaba tan segura y pensaba que él tampoco lo estaba. Estaba segura de que se lo decía para hacerla sentir mejor, y en cierta medida era verdad. Sonrió, tenía suerte de tenerle en su vida.

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2023 ⏰

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