Capítulo 23: Velada

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T/n Hargreeves

Estoy en mi habitación y no puedo conciliar el sueño, me muevo de un lado al otro y el ruido aún no desaparece.

Quién sabe qué demonios están haciendo allá abajo. Desde que me retiré a mi cuarto, he escuchado a mis hermanos gritar y decir tonterías sin parar.

Decido levantarme y me doy cuenta de que ni siquiera he tenido tiempo de ponerme la pijama; todavía estoy en uniforme, pero eso es lo que menos me importa.

Salgo de mi habitación y los ruidos de abajo se vuelven más fuertes. Por lo que puedo oír, está claro que están teniendo una pequeña fiesta, y lo más seguro es que tengan alcohol en sus cabezotas.

Mientras bajo las gradas, me pregunto cómo es que se les ocurre celebrar en estos momentos, ¿qué es lo que están celebrando? ¿Que en pocos días nos vamos a morir?

¿A quiénes se les ocurriría?

Ah si... a mis hermanos, los Hargreeves.

Bajo hasta la sala y les muestro una evidente cara de molestia, todos están sentados en la mesa y me voltean a ver.

—¡Hermanita! solo nos faltabas tú, siéntate con nosotros. —me dice Klaus desde el fondo.

—No queríamos despertarte. —añade Luther.

—Pues lo hicieron, además, no entiendo qué es lo que están celebrando.

—Nuestro reencuentro, no todos los días nos mudamos a esta maldita academia, otra vez. —me dice Diego.

Decido ignorarlos, paso por alrededor de ellos hasta la puerta, necesitaba tomar aire fresco, este lugar me sofocaba demasiado y eso me molestaba, más de lo que ya estaba.

Mientras sigo caminando, veo a Five alzándose unas copas de alcohol como si fuera agua.

Era aceptable que Vanya estuviera aquí, ¿pero él?... Se suponía que era el hermano más racional, pero ahí estaba, con un brazo apoyado en el respaldo de la silla mientras Diego le llenaba la copa.

—¿Ahora tú también te les uniste? —le pregunto.

Five levanta la vista rápidamente, como si mi voz le asustara.

—¿Acaso tenía que pedirte permiso? —me responde tranquilamente.

—Pues no. —le digo con un tono molesto, y justo cuando estaba por salir, desde lejos le tiro la copa al suelo.

Mientras caminaba por el patio no entendía que era lo que más me molestaba, ¿que no me hayan invitado a su fiesta? Tal vez.

De hecho, estoy molesta con Five desde ayer, ¿y por qué? Porque no compartía sus cosas conmigo. Ahora que lo pienso, no debería molestarme por algo así. ¿Por qué deberían importarme sus asuntos? Debería darme igual si tiene confianza en mí o no.

¿Verdad?

Mientras sigo cuestionando mi existencia, escucho unos pasos detrás de mí. Es Five, y se acerca hacia mí con un paso tambaleante.

Lo más seguro es que venga a tratar de arreglar las cosas, pero no pienso hablar con él, menos en ese estado.

—T/n, ¿recuerdas donde guardaba el viejo las copas? Rompiste la mía y ahora nadie quiere prestarme de la suya. —me dice.

—Oh si, están dentro del inodoro, en el baño del segundo piso. —le digo.

—¿Segura? —me dice mientras arruga las cejas.

—Deja de molestarme, ¿quieres? —le digo mientras camino.

—¿Sigues molesta conmigo? —dice mientras me sigue el paso.

Te necesito más que a mi café || Five y T/nDonde viven las historias. Descúbrelo ahora