Guía del buen novio [Volkarlacio]

10. 2 x 1

Carlo estaba una vez más en la biblioteca, por alguna razón algún TikToker subió un vídeo de que había una biblioteca en la ciudad, razón por la que había tenido más clientes de lo usual, para su "buena" fortuna Horacio y Viktor se enteraron de aquel suceso, por lo cual estuvieron cuidando que nadie cometiera alguna infracción, de ves en cuando la pareja se daba besos ante algunas personas, lo que les dejaba en claro que posiblemente la chupada de pene para el ascenso si paso.

En algún punto de la tarde Viktor se tuvo que ir porque se necesitaba de su presencia en el FBI, así que se despidió de ambos y se fue lo más rápido que pudo con la "amenaza" de que volvería más tarde.

Con el pasar de las horas la biblioteca se fue vaciando hasta quedar vacía, ante aquel logro Carlo suspiro y cerro con llave, volteo viendo al director con una sonrisa.

—¿Que sucede? ¿Porque esa sonrisa? -le pregunto Carlo cruzandose de brazos-.

—Quiero besarte -lo toma de la cintura-.

—Deberias hacerlo -pasa los brazos sobre el cuello contrario- ya que estamos solos.

Unieron sus labios intercambiando saliva, las manos de Horacio estaban algo inquietas por lo que comenzó a acariciar el cuerpo contrario y adentrar sus manos bajo la ropa, lo recargo en la puerta separandose por falta de aire.

—¿Que crees que haces? -pregunto Carlo mordiéndose el labio-.

—Sabes lo que intento -le besa y chupa el cuello-.

Jadea —Nos van a ver, n~no tengo persianas.

—Nadie pasará por esta calle a esas horas -le muerde el cuello-.

—¿Seguro?

—Obvio, conozco estas calles, se vacían -le mete en la boca dos dedos- ahora calla y disfruta-.

Carlo chupaba y lamió aquellos dedos sin dejar de mirar al contrario a los ojos, lo estaba provocando, talvez no sería lo más inteligente, pero ¿Que había que perder?

Al sentir que estaban lo suficiente empapados, bajo los pantalones y boxers del italiano para después introducir un dedo en el interior de su amante simulando el estadas.

—Ya no te estás quejando, que raro -ríe e introduce otro dedo moviendo ambos como si de tijeras se tratase-.

—Idiota~ -dice entre suspiros placenteros-.

Adentra un tercer dedo sintiendo como Carlo le aprieta el agarre, se veía ansioso, sonrió y retiro los dedos notando la mirada disgustada contraria, sonrio y lo volteo dejándole la cara contra el cristal. Libero su erección masageandola un poco para después introducirla lentamente en el agujero italiano.

—¡Mierda! -se muerde el labio- p~perdi la costumbre -se queja Carlo-.

—Lo tendré en cuenta, lo siento -termina de introducir el pene-.

Un par de minutos en lo que se acostumbraba Horacio le daba algunos besos, le dió una señal de que ya podía moverse, el recibir la luz verde, el francés comenzó con unas leves y lentas embestidas, los gemidos de placer no se hicieron esperar provocado que los movimientos se acelerarán, como pudo saco su miembro tomándolo con su mano y dándose placer.

No muy lejos de ahí Viktor dejo su auto en el estacionamiento, suspiro algo estresado, no era justo que tuviera que lidiar con la hermana de Horacio, ella era horrible, suspiro con desagrado y fue hacia la biblioteca, en cuanto más se acercaba unos ruidos extraños iban aclarandose, le pareció extraño, a esas horas de la noche esta calle se vacia por completo.

Pero al llegar la biblioteca, se quedó petrificado ante lo que vio: Carlo masturbándose pegado a la puerta y detrás pudo identicadar a Horacio... posiblemente penetrandolo. Ambos amantes se dieron cuenta, el francés en lugar de parar aceleró el movimiento, Carlo al verlo y recibir esa estimulación acabo corriendose manchando la puerta, poco después el otro se corrió en su interior.

Viktor no se fue ni despegó la mirada y para rematar su pareja noto algo creciendo en su pantalón, sonrió por eso y giro la llave dejando la puerta abierta, en lugar de inse entro con aquellos dos, Carlo aún no se daba cuenta de lo que pasaba, estaba un poco ido por el éxtasis.

—Te ves estresado -dijo Horacio- ¿Sabías que esto podría calmarte? -con la mirada le señala a Carlo-.

—Y~yo... no sé cómo hacerlo.

—No es tan complicado -le baja el cierre del pantalón y le saca el miembro- ya verás.

Le ayudo a Carlo a arrodillarse frente al ruso, este al ver la verga pareció babear, no se lo pensó dos veces para tomarlo entre sus manos y chupandole la punta. Viktor sintió la necesidad de ahogar al italiano con su polla, alzó su mano con la intención de hacerlo, pero se arrepintió, antes de que bajara la mano Horacio la tomo y lo ánimo a qué lo hiciera después se arrodilló a lado.

Volkov tomo al menor del cabello asfixiandolo con su verga, no se opuso a ello, en realidad estaba encantado, por el lado de Horacio chupaba las bolas de su pareja, en sus adentros sonrió, ya no se veía ni enojado, no estresado por lo que sea que haya pasado en el trabajo.

Termino por correrse en su cavidad, Carlo trago todo el semen y se relamio los labios guiñándole el ojo, el mayor se sonrojo por eso, pero Horacio solo rodó los ojos con una pequeña sonrisa, su pareja parecía un adolescente inexperto, era inexperto pero no era un niñato inocente.

—Creo que ya lo sabía -admitio Horacio viendo a Carlo-.

—Creo que yo también -imitando la acción-.

—Amm -Carlo se pone nervioso- yo... eh... no sé... -desvía la mirada-

Horacio lo toma de la barbilla —Ahora no te hagas el inocente Gambino, sabías bien lo que hacías -le aprieta las mejillas haciéndole abrir la boca- y nosotros también.

Adentro su lengua en la boca del italiano besándolo como si fuera un animal sediento, se levantaron del suelo y vieron a Viktor.

—Que inconveniente -volvio a hablar- él no sabe nada de sexo.

—No iba a enseñarle yo -se quejo Carlo- se supone que ese es tu deber, es tu novio.

—Y tu el amante, además de su consejero ¿Dónde quedó la clase de educación sexual?

—No soy maestro de colegio.

—¿Quieren dejar de pelear? -los interrumpió Viktor-.

—Tienes razón, cari, ya no peleó. En realidad ya se cual será la solución ideal, te diré que tienes que hacer, pero... -toma a Carlo de los glúteos- tendrás que hacerlo con él.

—¿¡Que!? -se exaltan ambos-.

—No tiene nada de malo -sigue jugando con las nalgas del italiano- solo mira su cara de placer, es encantadora.

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Bueno... ninguno se enojo, rico 7w7.

¿Que pasará con las nalguitas de Carlo?